miércoles, 14 de diciembre de 2011

Rescatándome

Estar con gente durante todo el día me convierte en un cautivo de los demás. Me pierdo a mí mismo estando sembrado entre multitudes conocidas. Me rescato nuevamente navegando entre multitudes desconocidas.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Como un zumbido

Mi cabeza tiene un engrane roto porque dentro de ella se escuchan resortes que rugen oxidados. Tiene un almacén de cabos sueltos y jaulas donde trato de domesticar decisiones erradas. También tiene pequeñas lagunas donde crecen enormes vanidades; hay fauna y flora de los miedos que iluminan lo que viene; hay narcisos y margaritas imaginando olores que se fueron, una ventana con cristales estrellados, y un jardín que resguarda el diario que no he leído. Tiene un retrato de lo que fui y un espejo donde cada vez que me asomo me reflejo a mi mismo sin reconocerme. Mi cabeza guarda lo marchito de la tarde, las alegrías pepenadas en domingos, un consejo sin vivir y una enorme galería llena de postales que narran de a poco a poco lo que me ha dejado ser la vida. ¿Has permitido que tus ojos salgan de ti como un zumbido y se introduzcan en lo que llevas dentro para mirar de cerca lo que has sido?

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Salud a tus secretos

¿Has guardado secretos en el armario? ¿Los has metido debajo de las piedras que no traicionan? ¿Los has encadenado bajo la llave de la promesa? Las voces de los secretos no son mudas, saben manejar la palabra y soltarla en algún momento inesperado. Los secretos se guardan por algún tiempo, luego se publican de forma retroactiva. El hoy es próspero para almacenar secretos. El mañana es la insidiosa bruja que los revelará. Cultiva secretos pensando que sólo te pertenecerán a ti. Riégalos con la mudez de los analfabetas, sepúltalos en las planchas frías donde reposan los muertos, acomódalos en las gavetas donde el polvo crece con prosperidad. Luego sácalos de su escondite y ponlos a la vista de todos. De esta manera a nadie les interesará buscarlos, encontrarlos y revelarlos. Un secreto vale sólo por su condición de desconocido, por su naturaleza prohibida, porque sólo posee un dueño. Pero una vez que se hace público a nadie le interesa. Una vez que todos lo saben es imposible mantenerlo valioso y seductor. Cultiva tus secretos y mantenlos apartados del rancio saber de todos.

martes, 6 de diciembre de 2011

Moldeando el barro

La memoria edita recuerdos inventándolos nuevamente y los publica como si fueran sucesos verdaderos. Los recuerdos son parásitos de goma que cuando caen de sus muletas adquieren una línea nueva en su materia.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Conteos

Cuento los versos negros hechos en marea baja, la sonrisa hacia abajo derramada hace dos lutos, un centenar de sueños nacidos en las alas de mis ilusiones, tres deudas pendientes con el amor, el abandono de la aventura cuando se volvía peligrosa. Cuento lo que está por venir y lo que ya nació. Cuento por decenas los besos olvidados, los números telefónicos del desamor, la necesidad que tengo de contar todo. Cuando salgo a la calle cuento el vaivén de las caderas de las mujeres que pasan, y cuento los ojos que no me miran, los pequeños olvidos de mi memoria, la sarna que me queda después de bañarme con la agriedad del mundo. ¿Has estado en el diván explicando con premura que la vida te ha colgado una sepultura, una mueca fallida, el telón que no ha caído?

domingo, 4 de diciembre de 2011

Desandar los pasos

Los caminos abren sus piernas de forma inesperada. ¿Hacía dónde dirigirse cuando ya se ha avanzado tanto? ¿Te has decidido a desandar lo ya andado, a dar vuelta a la derecha cuando siempre has perseguido algo diferente, a dirigirte por lo más sinuoso o estrecho? Caminar es lo importante. Dirigirse a algún sitio suponiendo llegar a la mejor posada, o al más cálido destino. Aquí lo vital es continuar la avanzada. Ir a la vanguardia de los propios pasos. No dejar de mirar el horizonte aunque se vea lejos. Lo trascendente es no detener la marcha. Es siempre tener un mapa para seleccionar un nuevo destino.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Consolaciones

Me consuelo a mí mismo sintiendo que el camino andado es la ganancia del día, que atesorar la inmaterialidad de las postales es una riqueza personal, que inventar lo que me hace falta sólo ocurre cuando hago un recuento de lo que tengo. Y tengo lo que me hace falta, lo que llevo dentro sin que esté presente, lo que cargo a diario a donde quiera que voy. Me consuelo con certezas y con dudas, con suposiciones verticales que me conducen, por una intrincada escalinata, desde el fondo de mis sótanos hasta el mirador donde veo las estrellas. Mi consuelo es saber verdaderos los bebederos del amor, es entender la fragilidad con que mi mano escribe, es el golpe con que azoto la gosua contra un muro callejero, es la palabra escrita que encuentro al caer la tarde en mis cuadernos, es la soledad con que muerdo la arrogante sonrisa que encuentro en mi reflejo. Mi consuelo es la lluvia que llega a tiempo mojando la cúpula de las ciudades, es la nostalgia que da calcio a mis huesos, es la espesura del laberinto en que me meto a buscarme a mí mismo. ¿Has caído satisfecho en los pechos del consuelo?

viernes, 2 de diciembre de 2011

La hora de inventar promesas

Saltar de una esperanza a otra va creando una sensación de sanidad. Hoy veo el calendario y escojo una fecha relacionada con lo que vendrá. Espero los días con ansiedad socorrida y me alegro de que el tiempo apure su paso susurrante. Luego el día marcado toca el timbre en el santoral y la sonrisa amplía su territorio en mi rostro. Con necesidad mi dedo busca señalar una nueva fecha relacionada con un nuevo evento. El ciclo se inicia y finaliza cumplidas las expectativas. Un nuevo proyecto fechado ha de nacer después. Y vendrá otro y otro y otro. Y así sucesivamente me colgaré de la esperanza siendo aquel que siempre va al encuentro del porvenir anhelando la llegada del día esperado. ¿Te has instalado en el mecanismo de las esperas, casi como cuando, formado en la fila del consultorio, alimentas la esperanza de que los pacientes antes de ti, uno a uno, así como los días, uno a uno, vayan sucediéndose hasta alcanzar tu turno? ¿Te has levantado a diario sabiendo que esperas con certeza algo que, con certeza absoluta, llegará pronto? Bajo la piel de mis huesos siempre sostengo la esperanza que lo que busco viene en camino y que sólo es cuestión de esperar con las ansias sobre el pellejo. Y así espero la llegada del destino anunciando que saldremos a las calles, la fecha con que empezaré un proyecto personal que me lleve lejos brincoteando entre pastizales, la cita con el desconocido sabio que resulto ser a la hora de inventar promesas, el encuentro con la parte plana del espejo que me refleja lo que soy al escribir.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Las sirenas de la calle

Hay banquetas de concreto que son islas donde bailan las sirenas. Tocan las campanas en la barda de al lado, la lluvia gime una oración dolorosa. La tarde es un tiradero de nostalgias con membrete. Produce en la memoria la añoranza del pasado. Cultiva calmas y una tendencia a analizarlo todo. ¿Has estado quieto en algún rincón de la casa, mientras el gris de las seis de la tarde atraviesa la cristalería de una ventana por donde también se filtran los recuerdos de una jornada? ¿Has estado quieto preguntándote sobre el esmalte patinado, sobre el oxido precoz, sobre el sarro inmaculado que emergen de las baldosas de la memoria? ¿Has quedado quieto, como desfasado del correr nato del tiempo, comprendiendo la verdadera sustancia de las cosas vanas? Las sirenas de la calle cantan, y su canto me llega en forma de voces distantes que provocan que recuerde detalladamente lo que nunca sucedió.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Inclinar el vaso

¿Has mirado de frente la espesura del tiempo y has obrado sabiamente retando al destino? Inclinar el vaso lleno para que el agua se derrame no es otra cosa que hacer espacio en él para volverlo a llenar con algo: sueños, hartazgos, retos. Desafiar la brumosa cara de lo que está por venir es tomar la vejez de los hábitos comunes y cortar de tajo su longevidad sustituyéndola con actitudes de mayor volumen. Arráncate las costillas para que nada proteja a tu corazón y sal al mundo y ámalo todo como tú crees que debe amarse. Desafía tu sino y que nadie te de indicaciones y consejos para tu culto de explorador. Exponte a las filosas rebabas de metal que se meten en los dedos cuando tocas las caras planas de la realidad, a las marchitas horas en que parece que la vida gime, a las espinas de los rosales que te amenazan cuando tú los hueles. Ve hacia adelante con un plan en marcha: el de aspirar lo tuyo sin saber cómo vendrá. Desafiar al destino es abrillantar los huesos con el vinagre y la saliva que deja el vivir con la bandera en alto; es doblegar las manos de quien pretende doblegar; es articular los pasos hacia rincones donde hay polvo para marcar huella. Vaciar el vaso tiene la promesa de volverse a llenar. ¿Te has atrevido a volcar tu vaso para que escurra la última gota de lo que llevas dentro sosteniendo tu deseo de llenarlo otra vez?

martes, 29 de noviembre de 2011

Árbol de agua

Con el filo de una piedra he cortado el paso de las noches tristes. Me he hospedado en recovecos de mi alma recordando que la guerra deja estragos. Salgo al día pintando soles amarillos para iniciar con escrituras otro diario de colores. La vida no cesa de sorprender a los sorprendibles. Abre gavetas donde se almacenan los despojos del tiempo, indaga en el papeleo de los archivos muertos, navega como un naufrago en sí mismo. La existencia es un conjunto de manías, de versos insoportables, el nido de pequeñas abejas que no producen miel para los otros. También es un tiradero donde los corazones hacen cambio de aceite y de recuerdos. Es una brecha mirando atrás. Ingobernable flujo de novelas autoescritas para amenizar el ocio. La vida tiene sus conjuros, sus bendiciones y uno que otro tornillo suelto. Va desnuda porque no puede cargar con nada. Sabe que no le corresponde poseer lo inacumulable. ¿Te has dado cuenta que las personas almacenan todo tipo de objetos, y sobre todo, cualquier cosa inservible? ¿Para que guardar lo que se perderá algún día? ¿Para qué acumular bienes, medallas, trofeos, vivencias heroicas; fotografías de cuando se es joven, fuerte, audaz; pedazos de papel, escrituras personales, hojarasca de abedecedarios incompletos? ¿Por qué esa hambre insatisfecha y eterna, por qué esa necedad de acumular lo infinito cuando el hombre es una pequeña línea que posee de cierto un recorrido terminal? ¿El apetito del hombre por acumular en demasía será acaso sólo una cura imaginaria que lo exorciza de sus propios diablos existenciales?

domingo, 27 de noviembre de 2011

Donde los cuervos nacen

Acontecen calamidades y llueven esperanzas. La vida es abundancia de recursos y de promesas que no tienen garantía. Ofrece sus rostros desfigurados al mismo tiempo que vende maquillaje y antifaces adornados con bisutería. Los días se arrastran en la espesura del tiempo y asoman la nariz por una grieta desquiciada para oler un poco lo que la humedad tatuará sin tregua. ¿Has perdido la mirada atravesando una ventana que da a un resquicio del mundo por donde sólo tus pensamientos transitan? ¿Has mirado lejos, imaginando tus pasos en otro destino, hospedado en el plomizo porvenir al ser un naufrago en un mundo habitado por mares y multitudes, improvisando destellos nuevos? Hoy está gris el día y la aventura comienza. Ser explorador que viaja dentro es el reto. A pasos lentos andaré la piel con que el alma vive. A susurros le preguntaré a mis miedos por qué ya no gritan. A besos recordaré el contacto de las vivencias que aún palpitan. Luego descansaré sin hacer nada. Descansaré tan sólo afilando el hacha con la que descamparé el bosque donde crecen cuervos y se ocultan, apareándose siempre, mis diablos interiores. ¿Qué más se puede hacer cuando el alma se cansa sin banquetas en donde recostarse?

viernes, 25 de noviembre de 2011

Sembradíos del porvenir

¿Ta ha pasado que sorpresivamente, casi como si se diera un portazo, la vida cierra ciclos detrás de ti? ¿Te has desarrugado las tristezas una mañana y has entendido que después de tanta marcha y cansancios acumulados, pones tus pies en un camino nuevo que necesita ser andado? ¿Has sentido vacíos redentores que necesitan llenarse con haceres personales, con saberes por descubrir, con sospechas y dudas renovadas? Los cantos de la esperanza se parecen a la charla nocturna de los grillos. Del panal de las especulaciones alcanza a escurrir una gota de miel. No hay lluvia en las calles, pero queda un recuerdo verdadero y húmedo dentro del gramo de melancolía que hace girar los recuerdos. El pasado es un gigante y el momento es la pequeña comprensión diluida. El porvenir es un monstruo que parasita bajo mis pensamientos. Yo soy el hacedor de instantáneas que almacena postales incansablemente. El futuro es la región de los supuestos y de las posibilidades. ¿Has sido devoto sembrador de tus imaginerías?

domingo, 24 de julio de 2011

Capitán de mitos

El calor de la mano encuentra su cauce sobre la piel de rosa en tus caderas. Sube la vida hasta el mástil más alto y cuelga su bandera. Anuncia la noche una nostalgia nueva. Anda el mundo sin el bordón de antaño porque bajo sus pies las suelas cantan. Se aproxima la alegría y por puro gusto descorcha una bohemia vieja. Los cuadernos abren sus hojas y la tinta derrama una sugestiva fecundidad. La existencia presenta bordes nuevos que los ciegos leen vorazmente. Dios duerme en la imaginación de los hombres y cada quien se autonombra capitán de sus propios mitos.

sábado, 23 de julio de 2011

Océanos en el pavimento


Los pensamientos escurren sobre piedras de humo. Los muros y las paredes cacarean colores nuevos. El principio del océano está en el pavimento y en mi mano yace la soga con que sostengo mi barca. La lluvia crece como un árbol echando sus raíces de cristal. No hay males en el camino, sólo piedras que se esparcen en la humedad de la noche. ¿Te has detenido de pronto en el lomo del tiempo y, volviendo hacia atrás la mirada, has colmado de bienes lo que has sido? ¿Has sonreído en automático escuchando el eco de tu risa?

viernes, 22 de julio de 2011

Pepenador de pensamientos

Antes de que llueva ando por las calles fotografiando grafos, recogiendo lo que veo, pepenando pensamientos que luego llevo a casa para acomodarlos en mis olvidos. Miro al cielo, y decepcionado salgo al día a observar gente, a deducir su comportamiento y a acumular los saberes que me deja, luego regreso a casa y busco rincones en mi escritorio para edificar expedientes inconclusos. Estando solo, ingreso a mis recuerdos, frecuento mis pensamientos acumulados y desatendidos, me percato de la ausencia de la humedad y del desorden que tengo con los pendientes existenciales. Aún así, me mantengo a la espera del nacimiento de la lluvia. Acumulo ocio observando el día. Miro por la ventana esperando ver nubes grises. Falta el agua. La melancolía se va. Regresa el sopor de mediodía. La lluvia se niega a mojar la tierra. Los renacuajos esperan al mesías que producirá los charcos donde iniciará el germen de su proceso. Pero mientras el agua no llega, salgo a la calle o me acurruco en casa a pepenar mis propios pensamientos. ¿Te has quedado frente a la ventana, mirando hacia la calle, en espera de lo que vendrá?

jueves, 21 de julio de 2011

Sorbos callejeros

Pienso que las cosas pasan, que pasa el tiempo con paso duro. Pienso en los recuerdos quedados, en las nuevas escrituras de experiencias, en las bardas donde he rebotado una gosua. Pienso en los avances de las reflexiones que muerden el pasado. No hay trinchera que lo resguarde a uno de los embates del desprecio. La vida es un laberinto de sinuosas suposiciones, de falsos caminos garabateados, de improvisados malabares conceptuales. La muerte es una verdad indivisible. Gira en torno al engrane mayor con que la existencia se alimenta de la fragilidad. La vida es un divino misterio que enloquece, es la foto del interior de una gaveta con huesos y polvos viejos carcomida por el tiempo, es como un hemisferio de recuerdos donde los pensamientos consumen su propio oxígeno. No hay tregua a la hora de existir. Se vive de largo y sin paradas intermedias. No hay descansos, sólo muertes prematuras, sólo rincones para apartarse por un rato del camino, sólo tumbas con nombres propios construidas en el porvenir. Vivir es andar en la calle por un día; aventurarse a pisar nuevamente el pavimento derramando miradas sobre la gente que pasa y sobre el paso de la vida, proyectando dudas mortecinas sobre la primer barda derruida, dejando en cada esquina una ola de saberes sobre lo que se entiende que es la vida. Vivir es adquirir, de tiempo en tiempo, algo que se cuelga por dentro y que se exhibe a sí mismo como un trofeo que vale la pena haber ganado. ¿Has sentido el paso del pasado como algo que queda fugazmente?

miércoles, 20 de julio de 2011

Cuando me da la gana

Hay temporadas en que dibujo en cualquier sitio. Las ganas de hacerlo se trompican y lo hacen. Supongo que es la pasión quien manda. Entonces resucito mis cuadernos donde invento garabatos y vuelvo abrir los papeles donde dejé inconclusas mis historietas personales. Y dibujo y dibujo, y pienso, e invento historias e improviso mis más intimas suposiciones. Luego me lleno de dibujar o se me va la gana y empiezo a dejar, en rincones olvidados, lo que hice cuando la pasión me gobernaba. ¿Te has visto seducido por las ganas de nutrir tus propias adicciones, de frecuentar tus gustos y manías? Es fácil. Cuando me da la gana el motor se activa y todo se mueve girando sobre un centro definido. Cuando la pasión se acaba, otra pasión me enciende. Entonces escribo o salgo a la calle a observar gente; o leo mientras ando en camiones o al ir al trabajo; o armo rompecabezas como si estuviera preso; o voy a mi taller a tallar algo, a esculpir la piedra, a hacer una repisa nueva; o llego febril al trinquete o las bardas donde juego frontón. Luego la pasión se acaba y las ganas se van hacia otra dirección y toman formas nuevas inventando nuevos adjetivos. Cuando me da la gana hago lo que me da la gana.

martes, 19 de julio de 2011

La noche es de agua

La noche es un charco de agua parasitando la nostalgia con que siento. Hay plomo negro pintando el vecindario. Las luces dentro de los faroles apenas son un indicio de que la vida está germinando. El tiempo se vuelve más sensible y recrea habitaciones nuevas para que el pasado y el futuro inventen seres nuevos. La noche es de agua y se extiende a razón de cada gota precipitada a tierra. Una picazón húmeda se mueve en la piel. Dios anda descalzo chapoteando en los charcos de lodo. Yo lo veo pero no entiendo lo que dice. Supongo sus balbuceos y veo su sonrisa. Y después de todo, me convence de que sólo es un ser imaginado, y juntos chapoteamos descalzos en el lodo.

lunes, 18 de julio de 2011

Comezones

Hay cosas que no pueden dejar de hacerse. Hay cosas que lo urgen a uno a hacerlas. ¿Has andado de explorador en lo que eres? ¿Has aspirado a convencerte de lo que supones? ¿Has montado una imaginación vertebral cabalgando hasta sitios distantes, comprendido lo que sabes verdadero, analizado el montículo de arena movediza sobre el cual reinas? Hay cosas, saberes, actuares, que ponen raíces sobre mente, corazón y manos, y causan comezón y uno empieza a rascarse devotamente. Entonces uno lee con insaciedad, dibuja compulsivamente, imagina la quinta esquina de la hipotenusa, supone decálogos de conducta, improvisa suposiciones nuevas sobre el comportamiento humano bajo el signo de la comezón. Luego, la sarna desaparece lentamente y el cuerpo y la mente descansan. La comezón se va y uno actúa cotidianamente regresando a las actividades del cuidado de los hijos y a la atención al trabajo. Entonces uno va al cine en familia y por las noches hace lectura de cuentos infantiles. La responsabilidad laboral regresa con engranes lubricados. El hombre promedio está de vuelta. Sin embargo, dentro de esa apariencia sana, la comezón ha de surgir nuevamente con nuevas aspiraciones. ¿Has sentido esa comezón insoportable y has terminado rascándote hasta arrancarte la carne de la cotidianidad?

domingo, 17 de julio de 2011

De cosas insignificantes

Sofisticado es el hombre que en cualquier cosa se bendice. Voluntarioso y bienaventurado aquel que encuentra la percha improvisada de donde colgar su esqueleto por dos horas. Dichoso el que logra viajar en el estribo de las cosas insignificantes. Fortalecido el que, sin una inteligencia notable que lo cobije con buena estrella, logra el don del enriquecimiento cotidiano mamando de la ubre hinchada de la vida. Inaufragable el que, sin riqueza en la cartera, se llena el corazón de dones pasajeros encontrando dicha en escribir un adjetivo que roba al diccionario, gusto en confeccionar otro nombre inventado a la tristeza, satisfacción ante un simple pensamiento que genera una nueva hipótesis de lo que es estar oculto entre gavetas, agrado ante la reparación de un "supongamos", o felicidad en las acciones menos relevantes y más humanas, como lo es andar con ocio por las calles mirando el movimiento del destino. Cada quien se ha de enterar de sus propias virtudes fracasadas, sembrar en maceteros sus vicios inventados, y mantener en marcha el motor con que a diario vive. ¿Te has sorprendido observando las actividades más comunes de la gente, la cosecha de cosas triviales con que se entretiene cada día mientras pasta sonriente en la pradera de las horas? El caso es que toda la gente ha de encontrar algo bondadoso en lo que hace. Satisfacción, plenitud, dicha. Recuerda que cualquier acción puede ser motivo de alegría. ¿Lo has entendido, has sucumbido ante esta carcajada? Sé de cosas que, aunque miserables, pueden causar una sensación de trascendencia y agrado. Conozco lo que vivo y sé de un par de situaciones que me explican que de cosas insignificantes el hombre abulta sus bolsillos. ¿Has sentido que llenas la vitrina de los trofeos con sonrisas de cristal?

viernes, 15 de julio de 2011

Catapultas de sonidos

Siempre hay mucho que decirle a la gente y siempre hay mucho que escucharle. Sin embargo, es más amplio el repertorio de lo que no se debe escuchar y de lo que no se debe decir. ¿Has fornicado alguna vez con el voto del silencio cerrando oídos y boca, pero atendiendo tus voces interiores? ¿Has perdido los códigos comunes del lenguaje fortaleciendo tu propio abecedario? ¿Por simple desgana has balbuceado incoherencias mordiendo con ira las palabras que utilizas?. Hay días en que prefiero la conmovedora charla del silencio que cualquier fonema emitido por la boca de mis semejantes. Prefiero el silencio soportado con dulzura que la estultez de un choro inacabable. Las embestidas de palabras ajenas a veces carcomen mis oídos. ¿Has estado en franca fuga de la voz que abruma, que incide ofensivamente, que cultiva cardos y espinos en tu sistema auditivo?

jueves, 14 de julio de 2011

Otra vez sin sol

Las lluvias llegan abatiendo soledades, mordisqueando conjuros y maldiciones nacidos de la resequedad del tiempo. El agua escurre por todos lados. Se mete por las fisuras en que antes anidaba el polvo y la desgana.

miércoles, 8 de junio de 2011

Las brasas de la melancolía

Las destrezas emocionales que nacen de la melancolía hacen malabares con el pasado. No es posible alejarse de los mitos, cortar las amarras, abrir una brecha inventada hacia el futuro que no considere los pasos ya dados. Lo que fue se instala en los engranes del hoy, desarticula la habilidad del día para recibir el presente, supone certezas que ya fueron. ¿Has caído de tu glamour por un rato y has distinguido el humilde mecanismo de la soledad que fertiliza la vida con recuerdos? ¿Has retenido el tiempo suspirando el fermento de la tierra? ¿Has dedicado tu entusiasmo recreando escenarios que ya viviste? Es como quedarse encerrado entre ambientes que cambian y se transforman a capricho de los pensamientos. Es ir y vagar entre la tangibilidad inmaterial, es generar cinetismos desde un estacionamiento general del cuerpo, es vivir en una dimensión articulada por hilos manejados por uno mismo. La quietud, la soledad y la remembranza son hijas predilectas de su madre la melancolía. ¿Te has dejado abrazar por ellas, abrasar con ellas?

domingo, 6 de marzo de 2011

Cantinero de mis propios vicios















Hoy he despertado con la suavidad de un cobertor de tierra mojada entre mis sueños. He desenvainado la conciencia inútil de la soledad lanzando estocadas a los puntos vitales del pasado, y he estirado el esqueleto de mis dudas descarnando de cada vertebra mis verdades. Como un gato que acostumbra vivir de lo que caza, he ido tras el rastro de una suposición sobre el sentido de la muerte. He producido una sonrisa en el espejo donde yo soy cantinero de mis propias miradas y me he atragantado con mi imagen hasta verme como a un desconocido. He provocado a mis apetitos con abundante libertad para ver si son capaces de socorrer con mordidas la mano que los alimenta. He rastreado las paradas del destino para saber qué recuerdos se han bajado cerca de mi casa persiguiéndome a escondidas.

viernes, 4 de marzo de 2011

Esperanzas sin corona de oro.

Esperanzas sin corona de oro.

jueves, 3 de marzo de 2011

Como un trozo de escritura

Mi espalda es el papel donde mis hijos escriben sus oraciones. Ser padre es trabajar tiempo extra, es retardar el encuentro con uno mismo. Es navegar entre la mayor densidad del agua. Atender a otros es despilfarrarse un poco a uno mismo.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Quedar bien

¿Leyendo esto muestras tu mejor sonrisa? ¿O la tienes reservada para cuando quieres quedar bien con alguien? ¿Te has fijado que lo mejor siempre es para otros y pocas veces para uno mismo? ¿Para quién reservas el mejor saludo, el buen apretón de manos, el afectivo abrazo? ¿Acaso lo tienes reservado al tedio, prometido a tus propios huesos, encomendado a las tristezas?

martes, 1 de marzo de 2011

La comodidad de la ignorancia


Sobre un carrito de palos y llantas de baleros van mis virtudes. Las arrastro por la calle y por todo sitio donde voy, y al hacerlo, todo el ruido provocado llama las miradas de la gente. La escena es como un montaje, ¿algo simulado, exagerado? Lo que en realidad escurre espontaneo de mi mano son mis prosas y mis vicios. Escribo desde la comodidad de la ignorancia y vivo ocultándome bajo la alfombra.

lunes, 28 de febrero de 2011

La moneda sobrante

De vez en cuando, es decir, cuando puedo, me gusta romperle las piernas a la monotonía para verla arrastrarse hasta un rincón del día. Ahí busca pasar desapercibida entre dolores, pero su llanto me incita a hundir mis pulgares en sus ojos. Pateo sus costillas y después de oírlas tronar como cascos de caballo andando el pavimento, me compadezco un poco y salgo a la calle en busca de sorpresas. Destruyo mis prohibiciones y suelto mis ojos como si fueran lobos de caza. Veo las claridades de la mañana, el color de las banquetas iluminadas por la luz de un lunes, las sonrisas opacas de la gente apresurada, el movimiento pendular de las horas y los charchos de sombras que dejan los coches sobre el pavimento. Veo las multitudes de amas de casa dirigidas por su sentido maternal, las travesuras de un loco sirviéndose el menú nutritivo del interior del bote de basura, el mendigo solicitando con disciplinada mirada la moneda sobrante que llevan los peatones.

domingo, 27 de febrero de 2011

Oídos necios

Los soportes del cuerpo a la hora de la ira truenan como eslabones agrietados. El enojo es un nido de buitres hambrientos que picotean con violencia incontrolable las manos de quien los alimenta. La molestia cala profundo cada vez que los intestinos lanzan mordidas de rabia hacia las piernas desnudas de las transeúntes. Un hombre enojado es un arma disparada contra él mismo porque puede matarse lentamente con sus propias segregaciones viscerales. La ira tiene la capacidad de trastornar el pensamiento y las emociones, de impulsar la sangre hacia la destrucción, de abrir los diques para que escape la barbarie. ¿Has instalado en tu cabeza unos oídos necios que ignoren toda palabra dicha de la boca de la provocación? ¿Has aprendido a sujetar a los entes carniceros que brotan de tu sangre cuando la ira les da el disparo de salida?

sábado, 26 de febrero de 2011

Residuos de realidades

Mi caña de pescar pesca residuos de realidades, y mis oídos escuchan sus ruidos. Por las mañanas muerdo el anzuelo de la esperanza, y por las noches apuesto a los dados mis ilusiones. Cada vez que tengo algo que contar gano y pierdo lo que creo. Después de vivir un día difícil, amanezco con las mentiras y las verdades acumuladas en la punta de los dedos. Y a la hora del desayuno las escribo en un papel para vernos más tarde las caras en una cita a la que no llego. Despierto con el cuerpo cubierto de escamas de cosas que pasan entre sueños o que son residuos de realidades. Las sacudo fácilmente igual que un perro se sacude el agua de la regadera. Se desprenden de mi piel gotas de sal, vinagre y miel. Y como si me hubiera bañado con agua fría, empiezo a ofrecer mis oídos al que quiera hablar; le tiendo una hoja en blanco al escritorio y la dejo ahí para comprobar que de la blancura no nacen las palabras; le pregunto al tedio el ingrediente vital de la soledad y salgo a la calle a convencer a los desalentados a degustar la alegría, a sopesar la frescura de una sonrisa y a hacer que el dolor baje de peso.

viernes, 25 de febrero de 2011

Las cosas que no sé

Con claridad sé un par de cosas indiscutibles: que los estados de ánimo son climas personales con tormentas, nubarrones y días de sol; que los estados del cuerpo son dos: el estado de la vida y el estado de la muerte. No soy más allá de mis creencias, dudas e incertidumbres. Sé que puedo estar equivocado al considerar ciertas mis certezas o al creer falsas otras verdades. Todo depende de lo que hoy creo y de lo que no creo. Sé que mis dudas pueden ser futuras claridades, que mis verdades pueden convertirse en misterios y que mañana puedo ser devoto a lo que hoy llamo suposiciones inciertas. La fe en la verdad funciona sólo con lo que se sabe verdadero. Lo cierto y lo falso son dijes que cada quien le cuelga a las cosas a partir de lo que sabe, siente o supone. ¿Has vestido de razón las sinrazones de antaño?

jueves, 24 de febrero de 2011

Lágrimas de paja

¿Has entendido por qué el río turbulento en el llanto de una mujer la torna hermosa y libre de toda culpa? ¿Qué bendición hay en las lágrimas del que llora que producen un hechizo curativo aligerando las cargas del alma? Vacíos los que tienen en los ojos lágrimas de paja. Abandonados los que lloran sequedades y terminan como una prisión llena de despojos. Abatidos los que no conocen la bendición de un llanto repentino, los que tienen prohibido abrir los diques del corazón, los que han sellado sus tristezas sin hendiduras que produzcan filtraciones.

miércoles, 23 de febrero de 2011

La escalera que baja

Descalza tus pies y anda. Siente la veta blanda de la tierra. Camina lo mismo entre lluvias recién caídas que entre polvo seco que se levanta. Lo importante es estar en contacto con lo áspero y con lo denso de las cosas, evitar el confort, seguir apreciando la escalera que baja al sótano. Lo necesario es sujetarse de la tabla salvavidas para no permitir que las manos resguardadas en la comodidad pierdan la iniciativa de sentir frío. Desnuda tu espalda y recibe el rocío que moja los pastizales. Siente que tu cuerpo está compuesto de junco y caña, de sano barro, de un palimpsesto que no termina de reescribirse nunca. Descalza tus ojos de las lágrimas que escurren por nada. Llora de verdad la ausencia de un mapa que te indica la puerta de salida con vida del escenario. Quítate la seguridad de un paraíso artificial y descubre los mogotes que señalan el fin del territorio. Anda a ciegas mirando sólo los destellos de la realidad. Porta bajo la axila la muleta que soporta tus tristezas. Engorda con el pan de los hambrientos, bebe de la leche maternal de la sed, canta las prosas más comunes con el don de la poesía. Y al final de la hora señalada sonríe sólo por haber estado frente al tablero. No importa que el jaque mate haya llegado a tu rey desde antes de empezar la partida. No importa que sólo hayas supuesto una jugada. Lo importante es haber soñado la victoria.

martes, 22 de febrero de 2011

Necedades que prometen

Las calles son el universo doméstico de los andariegos. La ruta es la estrella madre con la que se persigna el viajero. El barrio se extiende a medida que la aventura crece. Recargado en la pared del tiempo espero la llegada de un imposible que peque de voluble, el parto prematuro del que nazca una esperanza, o el pago retroactivo de la felicidad. Mientras tanto, invierto mis esfuerzos en tomarle el pulso a mis escritos para saber sobre las nuevas necedades que prometen. Paso las horas vendiendo, por centavos, la virginidad de mis certezas y el honor de mis dogmas más queridos. Me divierto por la ventana que da a la calle, viendo cómo el tedio, por ocio, raya en las paredes unas palabras que resbalan de la poesía. Hago un garabato en el papel que uso para construir un papalote y lo elevo en días nublados provocando al sol. Rastreo grafos por el barrio, y sólo para demostrar que hay cosas que no sirven me hago sacar fotos junto a ellos. Me formo en la fila de los trámites solicitando un permiso de larga vida, pero ante tantos formularios y requisitos por quintuplicado me conformo con vivir sólo por hoy. Y mientras sigo en espera, la felicidad, la esperanza y lo imposible andan de juerga colocando billetes en la tanga con que el destino oculta el porvenir.

lunes, 21 de febrero de 2011

Hacer con el ensueño

Enriquecerás tu boca con los besos negados en las esquinas donde las mujeres de alquiler hacen juramentos devotos y castos. Desembarcarás tus sonrisas en las multitudes para que se disuelvan lejos de cada palabra mencionada. Fingirás pensamientos alegóricos ante el espejo mientras inventas un menú de esperanzas personales. Nacerás de lo viejo y crecerás creyendo que en el taller del amor la forja sigue encendida. Darás un paso como retrocediendo pero no irás a ninguna parte salvo con el boleto imaginado. Comerás las uñas nacidas del propio brazo cada vez que te sorprendas recordando que de la mano nacía la prosa y el garabato mientras la lluvia tardaba en irse del cristal. Beberás los sueños en nubes distraídas, y con el matamoscas dispuesto le perdonarás la vida a las insoportables golosas. ¿Has estado lleno de acciones a tal grado que todo lo puedes hacer con el ensueño, la imaginación y la mente? ¿Has eructado con gusto un manantial de recuerdos después de saciar con haceres la continuidad de tus días?

domingo, 20 de febrero de 2011

Arrinconado a ser mi nombre

Enganchado a un absurdo hecho a la medida. Arrinconado a ser mi nombre y lo que suponen de mí. Sometido a primigenios temores. Juzgado por mis propios argumentos. Condenado por las manos que esto teclean. Indultado por una esperanza que supone una luz bajo la cama. ¿A dónde has ido con la condena a cuestas? ¿Cómo has caminado tan lejos con el fardo sobre tu espalda? El bulto pesa, pero las piernas son más fuertes. Nadie puede derrotarse en el camino ya que está prohibido tirarse de bruces en espera del final. El sueño nuestro de cada día alimenta a los cansancios y los limpia de toda felicidad y de toda tristeza. Lo que se carga a diario es sólo un costal de cosas: huesos, tedios y un par de dichas, promesas que ya no prometen, la salida en hombros de un día común, las 50 alternativas finales de algo que nunca fue, un cáncer que crece junto a la cirrosis, la suposición de una dicha venidera, la cuesta por subir de cada día. El cansancio es cosa ordinaria y el costal que queda después de una jornada se llena y se vacía de igual forma como puede llenarse y vaciarse el universo.

sábado, 19 de febrero de 2011

Despertar de malas

A pesar de las certezas cubriéndome la piel, voy con dudas improvisadas cuando abordo el autobús de la línea 1 del presente. ¿Qué viene cuando suba mi pie al estribo, qué, cuando observe a los pasajeros que acompañan mi viaje, y qué, cuando me baje en la próxima parada? Uno no sabe lo que encontrará en cada paso del camino. ¿Destierro, fantasía, luto, aventura? ¿Una sonrisa pura jurando un afecto verdadero en un abrazo proveniente de mi hija? ¿La mano del destino robando la fotografía del amor que guardo en mi cartera? ¿El espanto ante el tsunami viendo lo que se aproxima entre olas de acontecimientos? ¿La apertura de un nuevo diario de escritura donde mencione la consistencia fibrosa de mis actos? ¿La muerte certera de alguna de mis pasiones? ¿El olvido de lo que soy sin importarme lo que he sido? ¿La amnesia total de lo que seré? ¿El mismo destino saturando con motivos y con amores el secreto resquicio donde aún soy creyente? A pesar de las certezas no se sabe lo que viene. Lo que duerme bajo la almohada y que empieza a bostezar despertando, ¿despertará de malas? . ¿Qué primaveras que marchitan o qué otoños florecidos has deseado que principien de nuevo en tus macetas? ¿Qué apetitos o qué dietas has prometido a tus intestinos? ¿A qué hora has prometido tu presencia a la cita con la vida?

viernes, 18 de febrero de 2011

Tocado en el alma

Hay algo que perfora mi carne hasta tocar mi alma, hasta convertirla en un territorio próspero de ternura y lleno de tranquilidad. Hay algo que me atraviesa el pecho sin causar los estragos que causaría la afilada punta de un sable, la contundencia de una bala o un mortal y certero rayo de luz. Transforma mis cultivos de tierra seca donde planto mis oraciones, cambia mi sembradío de tristezas en los que cosecho tardes grises y domingos sin enseñanzas, convierte los charcos de agua estancada que llevo en las venas en sangre viva que purifica mis devenires. Lo que me traspasa no es algo que destruya lo que soy. Lo que atraviesa mis costillas hasta tocar la delgada piel de mi alma es existencia de mi nena, es la escritura que leo en la mirada de mi hija, en sus actos despiertos, en los descubrimientos que lleva a cabo en cada continente de las cosas. Ante ella soy como un ogro de boca enorme ocultando las piezas agudas de mi dentadura.

jueves, 17 de febrero de 2011

La muerte prematura

El miedo a la vida es una muerte anticipada y mata más que la muerte verdadera. Vivir con miedo es no querer ser derrotado evitando combates cotidianos: como lo es la entrega del alma en una aventura, o meter las manos en en el fuego de un amor pasajero. El amor a vivir es la mordida persistente de un perro desdentado, es anatema a la alegría, un río de secos abrevaderos. ¿Te has detenido a la orilla de un acantilado renunciando a arrojarte en él volando con tus propias alas? ¿Te has bajado del autobús amedrentado de seguir el viaje? ¿Duermes con la muleta al lado derecho de tu cabecera anticipándote a una fractura dolorosa? ¿Bajo tu cama hay bolsas de aire previendo una caída de las nubes? Vive sin miedo, de lo contrario vivirás una muerte prematura?

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Lujurias desenvainadas?

¿Has ido por las calles cosechando la imagen de unas piernas descubiertas con minifalda; la postal de unos jeans ajustados incrementando, acomodando o hasta inventando los brotes curvos de unas caderas; la fotografía realista de un escote que menciona con presunción o timidez el principio donde se gestan, como asideros perfectos de la mano, unos senos transparentes? La mujer tiene anzuelos en el cuerpo, en su manera de vestir, en su forma de estar, que aunque no lo quiera lanza al mar de las miradas de los hombres. Con ellos pesca a diario cardúmenes de ojos que escudriñan. También la espalda y la cintura desnudas, las prendas que asoman un tirante o un encaje son trampas donde caen los predadores ojos del hombre. ¿Qué has respondido cuando una mujer pregunta sobre la ganancia que deja mirar a una mujer? “¿Qué ganas con sólo mirar?”, pregunta ella. La ganancia de una mirada está en las ganas de seguir viendo. Y se mira para saber si se está encontrando lo que se busca. Y se busca lo que la testosterona y el apetito primitivo conocen. ¿Acaso has creído que mirar mujeres es sólo cuestión de lujurias desenvainadas?

martes, 15 de febrero de 2011

¿Persigues al viento?

No es posible sujetar nada de forma definitiva. Lo único que se tiene es un instante que se fuga a cada instante. No hay acumulación de historias que resistan la aridez del tiempo. No hay cofres llenos de vivencias que permanezcan intactos por siempre. No hay perpetuidades sostenidas. Todo es pasajero como lo es el tiempo que dura la palabra escrita, como lo son las décadas que tarda en desintegrarse el hueso del dinosaurio en la arcilla. La duración de las cosas y de las circunstancias de los hombres son fugaces de forma idéntica a la fugacidad del sol. ¿Dónde se puede guardar de forma segura lo etéreo y lo efímero? ¿Dónde puede permanecer eternamente lo pasajero? Querer salvar del naufragio lo que se tiene es igual que perseguir el viento asiéndolo con las manos. Las duras jornadas de trabajo a lo largo de una vida no son para resistir el invierno de la nada. La muerte con sus óseas alas ordena los semáforos que dan paso a la ceniza o que retienen a la gente viva sobre las banquetas. Si todo se pierde algún día donde ni siquiera las maldiciones son eternas, ¿cómo has podido defenderte del filo del verdugo que acaricia tu cuello? ¿A qué verdad has encomendado tus rezos personales?

lunes, 14 de febrero de 2011

En el borde de la arena

Somos de carne que transforma su apariencia, de cartílago que endurece, de huesos que son filtrados por el tiempo. Estamos hechos de nubes pasajeras y de polvo que deja a su paso el universo. Nos alimentamos de efímeras esperanzas y devoramos, insaciables, quimeras y utopías. Estamos marcados por un destino que en su mano porta un manto negro cubriendo una calavera. Creemos en la dilución de las estrellas, en que todo el infinito se extiende tan sólo al final del callejón. Suponemos como algo verdadero la terminación de los ciclos después de una duración establecida. Somos un brote de brevedad, un ligero gas elevándose por una fisura en el cielo. Somos parte de los desesperanzados porque no esperamos lo imposible, porque marchamos con esperanzas personales que nuestros prójimos ponen en duda. Vivimos en el filo de una navaja de rasurar oprimiendo la yugular, nos movemos en el borde de las arenas del tiempo, practicamos nuestra religión en la dispersión de las multitudes. Somos el granito que se diluye en barro, la arcilla que se ablanda con la lluvia, el charco que escurre por el desagüe. ¿Cuántas veces te has sentido eterno y dueño de la materia que compone tu alma? ¿Con qué mano has sido capaz de gobernar el destino brioso y violento con que vives a diario?

domingo, 13 de febrero de 2011

Andando entre multitudes

Las personas agrupadas ante los servicios de una ciudad; las multitudes que avanzan conduciendo sus pasos en las banquetas, siguiendo una línea marcada; el gentío atento a la indiferencia y como resistiendo asumir su propia identidad. Me gusta navegar donde el mar está embravecido por olas enormes de personas desconocidas. Me gusta andar entre la fauna urbana de las ciudades multitudinarias observando, de forma antropológica, las diversas caras de la gente. Para mí, la ciudad es una extensión del patio de mi casa, un laberinto de pastizales de concreto donde el gentío engorda sus esperanzas. En la gente de la urbe, que llena los tianguis del domingo, las plazas públicas donde los niños se divierten mientras sus abuelos bailan danzón, y los templos con sus feligreses, encuentro lo que no soy, lo que nunca he sido y lo que nunca seré. Busco fuera de mí para buscar la similitud, para recrearme con la diferencia, para sorprenderme de las opciones que la realidad ofrece a las personas para ser. Andando entre multitudes escruto con la mirada a diestra y siniestra las novedades ofertadas por la realidad, meto mis ojos a los escaparates que ofrecen una postal a quien los mire, introduzco un acercamiento visual a las costuras que la gente lleva en la forma en que se desplaza dentro de las partes invisibles de las calles. ¿Has llenado tus ojos con encuentros circunstanciales, nadando entre un mar de gente y en compañía de tu soledad?

sábado, 12 de febrero de 2011

También de una pared

También de una pared nacen los mitos urbanos, surgen revoluciones, principia un deseo. Los muros hablan con ladrillos rojos, con adobes centenarios, con aplanados de cal y yeso. Platican al oído de los ojos, le cuentan historias de lo que la imaginación sabe de cierto. Los muros son libros que tienen la palabra escrita llena de imágenes y garabatos. La gente pasa por las calles y hace lectura en la barda de la esquina de la carnicería. En el paredón de un terreno baldío alcanza a enterarse de una esperanza que ya tenía olvidada. ¿Has encontrado algo valioso en los grafos que en los muros nacen? ¿Te has percatado que en una pared surgen los mitos, clarea el pensamiento y se abren invitaciones al disfrute estético de la cotidianidad?

viernes, 11 de febrero de 2011

Corazón yermo

¿Has dejado de sembrar primaveras en tu jardín otoñal? ¿Ya no has pintado con aerosol de colores un improvisado "Te amo" en un muro venidero? Las cosas y los sucesos viajan en lo que somos arreciándonos severamente, invadiendo el corazón, parasitándolo con necesidades que se tornan castigos. Las necesidades sueltan su látigo sobre las partes tiernas de la espalda y nos hacen ser esclavos de un título de propiedad que no tenemos. ¿Has sido capaz de vivir con lo que eres sin la necesidad de las cosas externas? ¿Has podido estar contigo mismo sin la premura de ser salvado por alguien?

jueves, 10 de febrero de 2011

Manantial secreto

Llega un momento de la existencia de un hombre en que, por la experiencia acumulada, sabe que ya le ha ganado un peón en el ajedrez a la vida. Esto es, de acuerdo a la filosofía de la cotidianidad, como cuando en una pelea callejera el perdedor, aún recibiendo una paliza y con la punzada de la derrota en las costillas, puede salir con una sonrisa sabiendo que el otro se llevó un par de buenos puñetazos. ¿Qué le has quitado a la vida para que aún vencido te sientas victorioso? ¿Te has deleitado en las frondosas aperturas del amor, le has mordido los labios a un orgasmo, pellizcado la carnuda cintura a la alegría? ¿Has metido en tu cabeza fotografías y videos de tus aventuras en alta mar; en las regiones áridas donde has encontrado un manantial secreto; en los casquetes polares copulando con tu soledad, produciendo la comprensión y el entendimiento de zonas de ti mismo, descubriendo las grietas por donde minúsculas partículas de felicidad se han filtrado hasta tu alma? ¿Qué le has arrebatado al tiempo que aún fluyendo en su marcha inevitable no te asusta su terminación?

miércoles, 9 de febrero de 2011

La materia

La materia que me forma está hecha de fuerzas que se unen o que se separan. Tiene la piel untada en los días que transcurren y en los huesos que se yerguen vigorosos hacia el camino.

martes, 8 de febrero de 2011

Libre de culpa

A veces me canso de navegar sobre lo amplio de una sonrisa, de ofrecer puerto seguro al arrogante, de permitirle al fanfarrón la risa de un mal chiste. Me canso de aplaudir el discurso de lo establecido, de acatar la ley por obediencia, de permitir que mi disgusto termine devorándose a sí mismo. A veces quisiera ser el callejón donde se terminan mis miedos, el veneno que asusta y estremece a quien lo reconoce, la furia del ciclón que calla cualquier voz. Me canso de que en mi piel yazca la queja que menciona con insistencia el desastre ocurrido, me canso del temblor de mis piernas a la entrada de la cueva donde roncan furias invernantes, del escozor que arde desde el interior de la sangre. Quisiera retar al destino con el atrevimiento natural de los egregios, con una mirada sostenida, con la paz interior de saber que todo está bien. También quisiera no arrepentirme del derechazo soltado directamente al rostro de mis miedos. Quisiera sentirme satisfecho perpetuamente, no quebrarme ni sentir culpa de mi osadía, no traicionar mi sonrisa de victorioso al ver el incendio provocado por mis llamas. ¿Te has sentido libre de culpa después de arrojar la piedra?