miércoles, 30 de noviembre de 2011

Inclinar el vaso

¿Has mirado de frente la espesura del tiempo y has obrado sabiamente retando al destino? Inclinar el vaso lleno para que el agua se derrame no es otra cosa que hacer espacio en él para volverlo a llenar con algo: sueños, hartazgos, retos. Desafiar la brumosa cara de lo que está por venir es tomar la vejez de los hábitos comunes y cortar de tajo su longevidad sustituyéndola con actitudes de mayor volumen. Arráncate las costillas para que nada proteja a tu corazón y sal al mundo y ámalo todo como tú crees que debe amarse. Desafía tu sino y que nadie te de indicaciones y consejos para tu culto de explorador. Exponte a las filosas rebabas de metal que se meten en los dedos cuando tocas las caras planas de la realidad, a las marchitas horas en que parece que la vida gime, a las espinas de los rosales que te amenazan cuando tú los hueles. Ve hacia adelante con un plan en marcha: el de aspirar lo tuyo sin saber cómo vendrá. Desafiar al destino es abrillantar los huesos con el vinagre y la saliva que deja el vivir con la bandera en alto; es doblegar las manos de quien pretende doblegar; es articular los pasos hacia rincones donde hay polvo para marcar huella. Vaciar el vaso tiene la promesa de volverse a llenar. ¿Te has atrevido a volcar tu vaso para que escurra la última gota de lo que llevas dentro sosteniendo tu deseo de llenarlo otra vez?

martes, 29 de noviembre de 2011

Árbol de agua

Con el filo de una piedra he cortado el paso de las noches tristes. Me he hospedado en recovecos de mi alma recordando que la guerra deja estragos. Salgo al día pintando soles amarillos para iniciar con escrituras otro diario de colores. La vida no cesa de sorprender a los sorprendibles. Abre gavetas donde se almacenan los despojos del tiempo, indaga en el papeleo de los archivos muertos, navega como un naufrago en sí mismo. La existencia es un conjunto de manías, de versos insoportables, el nido de pequeñas abejas que no producen miel para los otros. También es un tiradero donde los corazones hacen cambio de aceite y de recuerdos. Es una brecha mirando atrás. Ingobernable flujo de novelas autoescritas para amenizar el ocio. La vida tiene sus conjuros, sus bendiciones y uno que otro tornillo suelto. Va desnuda porque no puede cargar con nada. Sabe que no le corresponde poseer lo inacumulable. ¿Te has dado cuenta que las personas almacenan todo tipo de objetos, y sobre todo, cualquier cosa inservible? ¿Para que guardar lo que se perderá algún día? ¿Para qué acumular bienes, medallas, trofeos, vivencias heroicas; fotografías de cuando se es joven, fuerte, audaz; pedazos de papel, escrituras personales, hojarasca de abedecedarios incompletos? ¿Por qué esa hambre insatisfecha y eterna, por qué esa necedad de acumular lo infinito cuando el hombre es una pequeña línea que posee de cierto un recorrido terminal? ¿El apetito del hombre por acumular en demasía será acaso sólo una cura imaginaria que lo exorciza de sus propios diablos existenciales?

domingo, 27 de noviembre de 2011

Donde los cuervos nacen

Acontecen calamidades y llueven esperanzas. La vida es abundancia de recursos y de promesas que no tienen garantía. Ofrece sus rostros desfigurados al mismo tiempo que vende maquillaje y antifaces adornados con bisutería. Los días se arrastran en la espesura del tiempo y asoman la nariz por una grieta desquiciada para oler un poco lo que la humedad tatuará sin tregua. ¿Has perdido la mirada atravesando una ventana que da a un resquicio del mundo por donde sólo tus pensamientos transitan? ¿Has mirado lejos, imaginando tus pasos en otro destino, hospedado en el plomizo porvenir al ser un naufrago en un mundo habitado por mares y multitudes, improvisando destellos nuevos? Hoy está gris el día y la aventura comienza. Ser explorador que viaja dentro es el reto. A pasos lentos andaré la piel con que el alma vive. A susurros le preguntaré a mis miedos por qué ya no gritan. A besos recordaré el contacto de las vivencias que aún palpitan. Luego descansaré sin hacer nada. Descansaré tan sólo afilando el hacha con la que descamparé el bosque donde crecen cuervos y se ocultan, apareándose siempre, mis diablos interiores. ¿Qué más se puede hacer cuando el alma se cansa sin banquetas en donde recostarse?

viernes, 25 de noviembre de 2011

Sembradíos del porvenir

¿Ta ha pasado que sorpresivamente, casi como si se diera un portazo, la vida cierra ciclos detrás de ti? ¿Te has desarrugado las tristezas una mañana y has entendido que después de tanta marcha y cansancios acumulados, pones tus pies en un camino nuevo que necesita ser andado? ¿Has sentido vacíos redentores que necesitan llenarse con haceres personales, con saberes por descubrir, con sospechas y dudas renovadas? Los cantos de la esperanza se parecen a la charla nocturna de los grillos. Del panal de las especulaciones alcanza a escurrir una gota de miel. No hay lluvia en las calles, pero queda un recuerdo verdadero y húmedo dentro del gramo de melancolía que hace girar los recuerdos. El pasado es un gigante y el momento es la pequeña comprensión diluida. El porvenir es un monstruo que parasita bajo mis pensamientos. Yo soy el hacedor de instantáneas que almacena postales incansablemente. El futuro es la región de los supuestos y de las posibilidades. ¿Has sido devoto sembrador de tus imaginerías?