lunes, 28 de febrero de 2011
La moneda sobrante
domingo, 27 de febrero de 2011
Oídos necios
sábado, 26 de febrero de 2011
Residuos de realidades
viernes, 25 de febrero de 2011
Las cosas que no sé
jueves, 24 de febrero de 2011
Lágrimas de paja
miércoles, 23 de febrero de 2011
La escalera que baja
martes, 22 de febrero de 2011
Necedades que prometen
lunes, 21 de febrero de 2011
Hacer con el ensueño
domingo, 20 de febrero de 2011
Arrinconado a ser mi nombre
sábado, 19 de febrero de 2011
Despertar de malas
viernes, 18 de febrero de 2011
Tocado en el alma
jueves, 17 de febrero de 2011
La muerte prematura
miércoles, 16 de febrero de 2011
¿Lujurias desenvainadas?
¿Has ido por las calles cosechando la imagen de unas piernas descubiertas con minifalda; la postal de unos jeans ajustados incrementando, acomodando o hasta inventando los brotes curvos de unas caderas; la fotografía realista de un escote que menciona con presunción o timidez el principio donde se gestan, como asideros perfectos de la mano, unos senos transparentes? La mujer tiene anzuelos en el cuerpo, en su manera de vestir, en su forma de estar, que aunque no lo quiera lanza al mar de las miradas de los hombres. Con ellos pesca a diario cardúmenes de ojos que escudriñan. También la espalda y la cintura desnudas, las prendas que asoman un tirante o un encaje son trampas donde caen los predadores ojos del hombre. ¿Qué has respondido cuando una mujer pregunta sobre la ganancia que deja mirar a una mujer? “¿Qué ganas con sólo mirar?”, pregunta ella. La ganancia de una mirada está en las ganas de seguir viendo. Y se mira para saber si se está encontrando lo que se busca. Y se busca lo que la testosterona y el apetito primitivo conocen. ¿Acaso has creído que mirar mujeres es sólo cuestión de lujurias desenvainadas?
martes, 15 de febrero de 2011
¿Persigues al viento?
No es posible sujetar nada de forma definitiva. Lo único que se tiene es un instante que se fuga a cada instante. No hay acumulación de historias que resistan la aridez del tiempo. No hay cofres llenos de vivencias que permanezcan intactos por siempre. No hay perpetuidades sostenidas. Todo es pasajero como lo es el tiempo que dura la palabra escrita, como lo son las décadas que tarda en desintegrarse el hueso del dinosaurio en la arcilla. La duración de las cosas y de las circunstancias de los hombres son fugaces de forma idéntica a la fugacidad del sol. ¿Dónde se puede guardar de forma segura lo etéreo y lo efímero? ¿Dónde puede permanecer eternamente lo pasajero? Querer salvar del naufragio lo que se tiene es igual que perseguir el viento asiéndolo con las manos. Las duras jornadas de trabajo a lo largo de una vida no son para resistir el invierno de la nada. La muerte con sus óseas alas ordena los semáforos que dan paso a la ceniza o que retienen a la gente viva sobre las banquetas. Si todo se pierde algún día donde ni siquiera las maldiciones son eternas, ¿cómo has podido defenderte del filo del verdugo que acaricia tu cuello? ¿A qué verdad has encomendado tus rezos personales?
lunes, 14 de febrero de 2011
En el borde de la arena
domingo, 13 de febrero de 2011
Andando entre multitudes
sábado, 12 de febrero de 2011
También de una pared
viernes, 11 de febrero de 2011
Corazón yermo
jueves, 10 de febrero de 2011
Manantial secreto
Llega un momento de la existencia de un hombre en que, por la experiencia acumulada, sabe que ya le ha ganado un peón en el ajedrez a la vida. Esto es, de acuerdo a la filosofía de la cotidianidad, como cuando en una pelea callejera el perdedor, aún recibiendo una paliza y con la punzada de la derrota en las costillas, puede salir con una sonrisa sabiendo que el otro se llevó un par de buenos puñetazos. ¿Qué le has quitado a la vida para que aún vencido te sientas victorioso? ¿Te has deleitado en las frondosas aperturas del amor, le has mordido los labios a un orgasmo, pellizcado la carnuda cintura a la alegría? ¿Has metido en tu cabeza fotografías y videos de tus aventuras en alta mar; en las regiones áridas donde has encontrado un manantial secreto; en los casquetes polares copulando con tu soledad, produciendo la comprensión y el entendimiento de zonas de ti mismo, descubriendo las grietas por donde minúsculas partículas de felicidad se han filtrado hasta tu alma? ¿Qué le has arrebatado al tiempo que aún fluyendo en su marcha inevitable no te asusta su terminación?
miércoles, 9 de febrero de 2011
La materia
martes, 8 de febrero de 2011
Libre de culpa
A veces me canso de navegar sobre lo amplio de una sonrisa, de ofrecer puerto seguro al arrogante, de permitirle al fanfarrón la risa de un mal chiste. Me canso de aplaudir el discurso de lo establecido, de acatar la ley por obediencia, de permitir que mi disgusto termine devorándose a sí mismo. A veces quisiera ser el callejón donde se terminan mis miedos, el veneno que asusta y estremece a quien lo reconoce, la furia del ciclón que calla cualquier voz. Me canso de que en mi piel yazca la queja que menciona con insistencia el desastre ocurrido, me canso del temblor de mis piernas a la entrada de la cueva donde roncan furias invernantes, del escozor que arde desde el interior de la sangre. Quisiera retar al destino con el atrevimiento natural de los egregios, con una mirada sostenida, con la paz interior de saber que todo está bien. También quisiera no arrepentirme del derechazo soltado directamente al rostro de mis miedos. Quisiera sentirme satisfecho perpetuamente, no quebrarme ni sentir culpa de mi osadía, no traicionar mi sonrisa de victorioso al ver el incendio provocado por mis llamas. ¿Te has sentido libre de culpa después de arrojar la piedra?
De supuestos y verdades
Me dicen que tengo que apaciguar mis sentidos, abatir mi cuerpo, doblar lo que soy. Me dicen que crea en argumentos que certifican cosas invisibles, que crea en cosas que no comprendo, que experimente con fe negando la razón. La verdad, creer en una fuerza suprema y divina se complica para quien tiene un pensamiento que da crédito a la ciencia, para quien supone que la vida sólo está compuesta por átomos de carbono, para quien cree en la libertad y autonomía del ser humano en busca de un destino personal. Por supuesto que hay muchas cosas desconocidas aún en el genoma del universo, secretos irrevelados de las estructuras orgánicas que componen al hombre, cartas intimas de la verdad que no salen a la luz de los descubrimientos. Por supuesto que la ciencia se equivoca ya errando sin querer o ya inventando mentiras para dominar al hombre. Es claro que las apariencias pueden causar engaños. Y es una realidad innegable que el mundo está hecho de una sustancia material que refleja diferentes apariencias. ¿Has tenido la verdad donde puede hacer el bien?
lunes, 7 de febrero de 2011
El costado del corazón
domingo, 6 de febrero de 2011
Huesos quebradizos
La vida es un manantial de enormes olas donde me baño mientras pienso en proyectos venideros sintiendo las cosas que marchitaron su tiempo, sumergiéndome en el flujo inminente de sucesos actuales. La vida es una vasija donde remojo las barbas del pasado que han echado raíces profundas en los bordes de mi piel, es una cápsula de aire comprimido donde me sumerjo con una escafandra que tiene fugas de presión. La vida es el océano que baña con sal y arena la espesa piel con que evalúo las ofertas ofrecidas en el escaparate de la realidad. La vida es lo que tengo. Mi máxima posesión. No es ni más ni menos comparándola con otras vidas. La vida es lo que me mueve y no hay tiempo de eternidades ni de infinitos cuando se está hecho con huesos quebradizos.
sábado, 5 de febrero de 2011
El filo de la realidad
viernes, 4 de febrero de 2011
Una taza de certezas
jueves, 3 de febrero de 2011
Los detestables
Empobrecidos los que han perdido los verbos que dan actitud a su existencia. Desalentados los que viven exaltando el raspón en la rodilla, la bofetada recibida con guante blanco, el nudo en los testículos que queda ante una decepción. Insoportables los que elevan su bandera de humildad en un montículo de actos egoístas, los que consideran que nada vale más allá de sus fronteras, los que suponen como verdad lo que apenas es una apariencia. Detestables los que lamen gustosos el cautiverio donde mantienen encarceladas a las ideas y a las arterias con que sienten. Ignorados los que escriben sus suposiciones en pastillas analgésicas que luego consumen para olvidarse del dolor. Perdidos los que sólo han encontrado desencuentros en el camino y una sonrisa cínica de conformidad. ¿Te has reconocido como parte de alguna categoría en la pirámide de los eufemismos? ¿Sabes nombrarte en el reino de los benditos?
miércoles, 2 de febrero de 2011
Tumores emocionales
He pensado que los miedos que formaron mi personalidad siguen siendo los tutores emocionales de mi vida. A la fecha son los que dictan el guión con que me muevo, los que me articulan los pasos hacia atrás, los que me indican las reclusiones repetidas en sótanos y catacumbas. ¿Has encontrado en el puesto del yerbero conjuros curativos que ahuyenten lo que paraliza desde dentro? Cría miedos y devoraran tu paz interior, alimenta temores cultivándolos en las macetas que cuelgan de tu alma y no podrás dar un par de pasos hacia la aventura. ¿Has encontrado entre las promesas más comunes algún manual que hable sobre pócimas psicológicas que supriman los miedos anegados? Sigue permitiéndole a tus miedos lamer la médula que anida tus huesos y jamás podrás cruzar la calle, aunque del otro lado te esté esperando un oasis custodiado por sirenas. Atrévete a incendiar un poco la hierba seca que dejó atrás la primavera, rompe un poco más los vidrios rotos por donde te asomas al futuro, vende por kilo la humedad oxidada que detiene tus pasos. Pídele al viento que ulule promesas y canciones, que arrastre los fantasmas que posan sus garras en tu cabecera, que silbe sortilegios destructores de miedos. ¿Has tenido la valentía de extirparte a mano tumores emocionales?