lunes, 28 de febrero de 2011

La moneda sobrante

De vez en cuando, es decir, cuando puedo, me gusta romperle las piernas a la monotonía para verla arrastrarse hasta un rincón del día. Ahí busca pasar desapercibida entre dolores, pero su llanto me incita a hundir mis pulgares en sus ojos. Pateo sus costillas y después de oírlas tronar como cascos de caballo andando el pavimento, me compadezco un poco y salgo a la calle en busca de sorpresas. Destruyo mis prohibiciones y suelto mis ojos como si fueran lobos de caza. Veo las claridades de la mañana, el color de las banquetas iluminadas por la luz de un lunes, las sonrisas opacas de la gente apresurada, el movimiento pendular de las horas y los charchos de sombras que dejan los coches sobre el pavimento. Veo las multitudes de amas de casa dirigidas por su sentido maternal, las travesuras de un loco sirviéndose el menú nutritivo del interior del bote de basura, el mendigo solicitando con disciplinada mirada la moneda sobrante que llevan los peatones.

domingo, 27 de febrero de 2011

Oídos necios

Los soportes del cuerpo a la hora de la ira truenan como eslabones agrietados. El enojo es un nido de buitres hambrientos que picotean con violencia incontrolable las manos de quien los alimenta. La molestia cala profundo cada vez que los intestinos lanzan mordidas de rabia hacia las piernas desnudas de las transeúntes. Un hombre enojado es un arma disparada contra él mismo porque puede matarse lentamente con sus propias segregaciones viscerales. La ira tiene la capacidad de trastornar el pensamiento y las emociones, de impulsar la sangre hacia la destrucción, de abrir los diques para que escape la barbarie. ¿Has instalado en tu cabeza unos oídos necios que ignoren toda palabra dicha de la boca de la provocación? ¿Has aprendido a sujetar a los entes carniceros que brotan de tu sangre cuando la ira les da el disparo de salida?

sábado, 26 de febrero de 2011

Residuos de realidades

Mi caña de pescar pesca residuos de realidades, y mis oídos escuchan sus ruidos. Por las mañanas muerdo el anzuelo de la esperanza, y por las noches apuesto a los dados mis ilusiones. Cada vez que tengo algo que contar gano y pierdo lo que creo. Después de vivir un día difícil, amanezco con las mentiras y las verdades acumuladas en la punta de los dedos. Y a la hora del desayuno las escribo en un papel para vernos más tarde las caras en una cita a la que no llego. Despierto con el cuerpo cubierto de escamas de cosas que pasan entre sueños o que son residuos de realidades. Las sacudo fácilmente igual que un perro se sacude el agua de la regadera. Se desprenden de mi piel gotas de sal, vinagre y miel. Y como si me hubiera bañado con agua fría, empiezo a ofrecer mis oídos al que quiera hablar; le tiendo una hoja en blanco al escritorio y la dejo ahí para comprobar que de la blancura no nacen las palabras; le pregunto al tedio el ingrediente vital de la soledad y salgo a la calle a convencer a los desalentados a degustar la alegría, a sopesar la frescura de una sonrisa y a hacer que el dolor baje de peso.

viernes, 25 de febrero de 2011

Las cosas que no sé

Con claridad sé un par de cosas indiscutibles: que los estados de ánimo son climas personales con tormentas, nubarrones y días de sol; que los estados del cuerpo son dos: el estado de la vida y el estado de la muerte. No soy más allá de mis creencias, dudas e incertidumbres. Sé que puedo estar equivocado al considerar ciertas mis certezas o al creer falsas otras verdades. Todo depende de lo que hoy creo y de lo que no creo. Sé que mis dudas pueden ser futuras claridades, que mis verdades pueden convertirse en misterios y que mañana puedo ser devoto a lo que hoy llamo suposiciones inciertas. La fe en la verdad funciona sólo con lo que se sabe verdadero. Lo cierto y lo falso son dijes que cada quien le cuelga a las cosas a partir de lo que sabe, siente o supone. ¿Has vestido de razón las sinrazones de antaño?

jueves, 24 de febrero de 2011

Lágrimas de paja

¿Has entendido por qué el río turbulento en el llanto de una mujer la torna hermosa y libre de toda culpa? ¿Qué bendición hay en las lágrimas del que llora que producen un hechizo curativo aligerando las cargas del alma? Vacíos los que tienen en los ojos lágrimas de paja. Abandonados los que lloran sequedades y terminan como una prisión llena de despojos. Abatidos los que no conocen la bendición de un llanto repentino, los que tienen prohibido abrir los diques del corazón, los que han sellado sus tristezas sin hendiduras que produzcan filtraciones.

miércoles, 23 de febrero de 2011

La escalera que baja

Descalza tus pies y anda. Siente la veta blanda de la tierra. Camina lo mismo entre lluvias recién caídas que entre polvo seco que se levanta. Lo importante es estar en contacto con lo áspero y con lo denso de las cosas, evitar el confort, seguir apreciando la escalera que baja al sótano. Lo necesario es sujetarse de la tabla salvavidas para no permitir que las manos resguardadas en la comodidad pierdan la iniciativa de sentir frío. Desnuda tu espalda y recibe el rocío que moja los pastizales. Siente que tu cuerpo está compuesto de junco y caña, de sano barro, de un palimpsesto que no termina de reescribirse nunca. Descalza tus ojos de las lágrimas que escurren por nada. Llora de verdad la ausencia de un mapa que te indica la puerta de salida con vida del escenario. Quítate la seguridad de un paraíso artificial y descubre los mogotes que señalan el fin del territorio. Anda a ciegas mirando sólo los destellos de la realidad. Porta bajo la axila la muleta que soporta tus tristezas. Engorda con el pan de los hambrientos, bebe de la leche maternal de la sed, canta las prosas más comunes con el don de la poesía. Y al final de la hora señalada sonríe sólo por haber estado frente al tablero. No importa que el jaque mate haya llegado a tu rey desde antes de empezar la partida. No importa que sólo hayas supuesto una jugada. Lo importante es haber soñado la victoria.

martes, 22 de febrero de 2011

Necedades que prometen

Las calles son el universo doméstico de los andariegos. La ruta es la estrella madre con la que se persigna el viajero. El barrio se extiende a medida que la aventura crece. Recargado en la pared del tiempo espero la llegada de un imposible que peque de voluble, el parto prematuro del que nazca una esperanza, o el pago retroactivo de la felicidad. Mientras tanto, invierto mis esfuerzos en tomarle el pulso a mis escritos para saber sobre las nuevas necedades que prometen. Paso las horas vendiendo, por centavos, la virginidad de mis certezas y el honor de mis dogmas más queridos. Me divierto por la ventana que da a la calle, viendo cómo el tedio, por ocio, raya en las paredes unas palabras que resbalan de la poesía. Hago un garabato en el papel que uso para construir un papalote y lo elevo en días nublados provocando al sol. Rastreo grafos por el barrio, y sólo para demostrar que hay cosas que no sirven me hago sacar fotos junto a ellos. Me formo en la fila de los trámites solicitando un permiso de larga vida, pero ante tantos formularios y requisitos por quintuplicado me conformo con vivir sólo por hoy. Y mientras sigo en espera, la felicidad, la esperanza y lo imposible andan de juerga colocando billetes en la tanga con que el destino oculta el porvenir.

lunes, 21 de febrero de 2011

Hacer con el ensueño

Enriquecerás tu boca con los besos negados en las esquinas donde las mujeres de alquiler hacen juramentos devotos y castos. Desembarcarás tus sonrisas en las multitudes para que se disuelvan lejos de cada palabra mencionada. Fingirás pensamientos alegóricos ante el espejo mientras inventas un menú de esperanzas personales. Nacerás de lo viejo y crecerás creyendo que en el taller del amor la forja sigue encendida. Darás un paso como retrocediendo pero no irás a ninguna parte salvo con el boleto imaginado. Comerás las uñas nacidas del propio brazo cada vez que te sorprendas recordando que de la mano nacía la prosa y el garabato mientras la lluvia tardaba en irse del cristal. Beberás los sueños en nubes distraídas, y con el matamoscas dispuesto le perdonarás la vida a las insoportables golosas. ¿Has estado lleno de acciones a tal grado que todo lo puedes hacer con el ensueño, la imaginación y la mente? ¿Has eructado con gusto un manantial de recuerdos después de saciar con haceres la continuidad de tus días?

domingo, 20 de febrero de 2011

Arrinconado a ser mi nombre

Enganchado a un absurdo hecho a la medida. Arrinconado a ser mi nombre y lo que suponen de mí. Sometido a primigenios temores. Juzgado por mis propios argumentos. Condenado por las manos que esto teclean. Indultado por una esperanza que supone una luz bajo la cama. ¿A dónde has ido con la condena a cuestas? ¿Cómo has caminado tan lejos con el fardo sobre tu espalda? El bulto pesa, pero las piernas son más fuertes. Nadie puede derrotarse en el camino ya que está prohibido tirarse de bruces en espera del final. El sueño nuestro de cada día alimenta a los cansancios y los limpia de toda felicidad y de toda tristeza. Lo que se carga a diario es sólo un costal de cosas: huesos, tedios y un par de dichas, promesas que ya no prometen, la salida en hombros de un día común, las 50 alternativas finales de algo que nunca fue, un cáncer que crece junto a la cirrosis, la suposición de una dicha venidera, la cuesta por subir de cada día. El cansancio es cosa ordinaria y el costal que queda después de una jornada se llena y se vacía de igual forma como puede llenarse y vaciarse el universo.

sábado, 19 de febrero de 2011

Despertar de malas

A pesar de las certezas cubriéndome la piel, voy con dudas improvisadas cuando abordo el autobús de la línea 1 del presente. ¿Qué viene cuando suba mi pie al estribo, qué, cuando observe a los pasajeros que acompañan mi viaje, y qué, cuando me baje en la próxima parada? Uno no sabe lo que encontrará en cada paso del camino. ¿Destierro, fantasía, luto, aventura? ¿Una sonrisa pura jurando un afecto verdadero en un abrazo proveniente de mi hija? ¿La mano del destino robando la fotografía del amor que guardo en mi cartera? ¿El espanto ante el tsunami viendo lo que se aproxima entre olas de acontecimientos? ¿La apertura de un nuevo diario de escritura donde mencione la consistencia fibrosa de mis actos? ¿La muerte certera de alguna de mis pasiones? ¿El olvido de lo que soy sin importarme lo que he sido? ¿La amnesia total de lo que seré? ¿El mismo destino saturando con motivos y con amores el secreto resquicio donde aún soy creyente? A pesar de las certezas no se sabe lo que viene. Lo que duerme bajo la almohada y que empieza a bostezar despertando, ¿despertará de malas? . ¿Qué primaveras que marchitan o qué otoños florecidos has deseado que principien de nuevo en tus macetas? ¿Qué apetitos o qué dietas has prometido a tus intestinos? ¿A qué hora has prometido tu presencia a la cita con la vida?

viernes, 18 de febrero de 2011

Tocado en el alma

Hay algo que perfora mi carne hasta tocar mi alma, hasta convertirla en un territorio próspero de ternura y lleno de tranquilidad. Hay algo que me atraviesa el pecho sin causar los estragos que causaría la afilada punta de un sable, la contundencia de una bala o un mortal y certero rayo de luz. Transforma mis cultivos de tierra seca donde planto mis oraciones, cambia mi sembradío de tristezas en los que cosecho tardes grises y domingos sin enseñanzas, convierte los charcos de agua estancada que llevo en las venas en sangre viva que purifica mis devenires. Lo que me traspasa no es algo que destruya lo que soy. Lo que atraviesa mis costillas hasta tocar la delgada piel de mi alma es existencia de mi nena, es la escritura que leo en la mirada de mi hija, en sus actos despiertos, en los descubrimientos que lleva a cabo en cada continente de las cosas. Ante ella soy como un ogro de boca enorme ocultando las piezas agudas de mi dentadura.

jueves, 17 de febrero de 2011

La muerte prematura

El miedo a la vida es una muerte anticipada y mata más que la muerte verdadera. Vivir con miedo es no querer ser derrotado evitando combates cotidianos: como lo es la entrega del alma en una aventura, o meter las manos en en el fuego de un amor pasajero. El amor a vivir es la mordida persistente de un perro desdentado, es anatema a la alegría, un río de secos abrevaderos. ¿Te has detenido a la orilla de un acantilado renunciando a arrojarte en él volando con tus propias alas? ¿Te has bajado del autobús amedrentado de seguir el viaje? ¿Duermes con la muleta al lado derecho de tu cabecera anticipándote a una fractura dolorosa? ¿Bajo tu cama hay bolsas de aire previendo una caída de las nubes? Vive sin miedo, de lo contrario vivirás una muerte prematura?

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Lujurias desenvainadas?

¿Has ido por las calles cosechando la imagen de unas piernas descubiertas con minifalda; la postal de unos jeans ajustados incrementando, acomodando o hasta inventando los brotes curvos de unas caderas; la fotografía realista de un escote que menciona con presunción o timidez el principio donde se gestan, como asideros perfectos de la mano, unos senos transparentes? La mujer tiene anzuelos en el cuerpo, en su manera de vestir, en su forma de estar, que aunque no lo quiera lanza al mar de las miradas de los hombres. Con ellos pesca a diario cardúmenes de ojos que escudriñan. También la espalda y la cintura desnudas, las prendas que asoman un tirante o un encaje son trampas donde caen los predadores ojos del hombre. ¿Qué has respondido cuando una mujer pregunta sobre la ganancia que deja mirar a una mujer? “¿Qué ganas con sólo mirar?”, pregunta ella. La ganancia de una mirada está en las ganas de seguir viendo. Y se mira para saber si se está encontrando lo que se busca. Y se busca lo que la testosterona y el apetito primitivo conocen. ¿Acaso has creído que mirar mujeres es sólo cuestión de lujurias desenvainadas?

martes, 15 de febrero de 2011

¿Persigues al viento?

No es posible sujetar nada de forma definitiva. Lo único que se tiene es un instante que se fuga a cada instante. No hay acumulación de historias que resistan la aridez del tiempo. No hay cofres llenos de vivencias que permanezcan intactos por siempre. No hay perpetuidades sostenidas. Todo es pasajero como lo es el tiempo que dura la palabra escrita, como lo son las décadas que tarda en desintegrarse el hueso del dinosaurio en la arcilla. La duración de las cosas y de las circunstancias de los hombres son fugaces de forma idéntica a la fugacidad del sol. ¿Dónde se puede guardar de forma segura lo etéreo y lo efímero? ¿Dónde puede permanecer eternamente lo pasajero? Querer salvar del naufragio lo que se tiene es igual que perseguir el viento asiéndolo con las manos. Las duras jornadas de trabajo a lo largo de una vida no son para resistir el invierno de la nada. La muerte con sus óseas alas ordena los semáforos que dan paso a la ceniza o que retienen a la gente viva sobre las banquetas. Si todo se pierde algún día donde ni siquiera las maldiciones son eternas, ¿cómo has podido defenderte del filo del verdugo que acaricia tu cuello? ¿A qué verdad has encomendado tus rezos personales?

lunes, 14 de febrero de 2011

En el borde de la arena

Somos de carne que transforma su apariencia, de cartílago que endurece, de huesos que son filtrados por el tiempo. Estamos hechos de nubes pasajeras y de polvo que deja a su paso el universo. Nos alimentamos de efímeras esperanzas y devoramos, insaciables, quimeras y utopías. Estamos marcados por un destino que en su mano porta un manto negro cubriendo una calavera. Creemos en la dilución de las estrellas, en que todo el infinito se extiende tan sólo al final del callejón. Suponemos como algo verdadero la terminación de los ciclos después de una duración establecida. Somos un brote de brevedad, un ligero gas elevándose por una fisura en el cielo. Somos parte de los desesperanzados porque no esperamos lo imposible, porque marchamos con esperanzas personales que nuestros prójimos ponen en duda. Vivimos en el filo de una navaja de rasurar oprimiendo la yugular, nos movemos en el borde de las arenas del tiempo, practicamos nuestra religión en la dispersión de las multitudes. Somos el granito que se diluye en barro, la arcilla que se ablanda con la lluvia, el charco que escurre por el desagüe. ¿Cuántas veces te has sentido eterno y dueño de la materia que compone tu alma? ¿Con qué mano has sido capaz de gobernar el destino brioso y violento con que vives a diario?

domingo, 13 de febrero de 2011

Andando entre multitudes

Las personas agrupadas ante los servicios de una ciudad; las multitudes que avanzan conduciendo sus pasos en las banquetas, siguiendo una línea marcada; el gentío atento a la indiferencia y como resistiendo asumir su propia identidad. Me gusta navegar donde el mar está embravecido por olas enormes de personas desconocidas. Me gusta andar entre la fauna urbana de las ciudades multitudinarias observando, de forma antropológica, las diversas caras de la gente. Para mí, la ciudad es una extensión del patio de mi casa, un laberinto de pastizales de concreto donde el gentío engorda sus esperanzas. En la gente de la urbe, que llena los tianguis del domingo, las plazas públicas donde los niños se divierten mientras sus abuelos bailan danzón, y los templos con sus feligreses, encuentro lo que no soy, lo que nunca he sido y lo que nunca seré. Busco fuera de mí para buscar la similitud, para recrearme con la diferencia, para sorprenderme de las opciones que la realidad ofrece a las personas para ser. Andando entre multitudes escruto con la mirada a diestra y siniestra las novedades ofertadas por la realidad, meto mis ojos a los escaparates que ofrecen una postal a quien los mire, introduzco un acercamiento visual a las costuras que la gente lleva en la forma en que se desplaza dentro de las partes invisibles de las calles. ¿Has llenado tus ojos con encuentros circunstanciales, nadando entre un mar de gente y en compañía de tu soledad?

sábado, 12 de febrero de 2011

También de una pared

También de una pared nacen los mitos urbanos, surgen revoluciones, principia un deseo. Los muros hablan con ladrillos rojos, con adobes centenarios, con aplanados de cal y yeso. Platican al oído de los ojos, le cuentan historias de lo que la imaginación sabe de cierto. Los muros son libros que tienen la palabra escrita llena de imágenes y garabatos. La gente pasa por las calles y hace lectura en la barda de la esquina de la carnicería. En el paredón de un terreno baldío alcanza a enterarse de una esperanza que ya tenía olvidada. ¿Has encontrado algo valioso en los grafos que en los muros nacen? ¿Te has percatado que en una pared surgen los mitos, clarea el pensamiento y se abren invitaciones al disfrute estético de la cotidianidad?

viernes, 11 de febrero de 2011

Corazón yermo

¿Has dejado de sembrar primaveras en tu jardín otoñal? ¿Ya no has pintado con aerosol de colores un improvisado "Te amo" en un muro venidero? Las cosas y los sucesos viajan en lo que somos arreciándonos severamente, invadiendo el corazón, parasitándolo con necesidades que se tornan castigos. Las necesidades sueltan su látigo sobre las partes tiernas de la espalda y nos hacen ser esclavos de un título de propiedad que no tenemos. ¿Has sido capaz de vivir con lo que eres sin la necesidad de las cosas externas? ¿Has podido estar contigo mismo sin la premura de ser salvado por alguien?

jueves, 10 de febrero de 2011

Manantial secreto

Llega un momento de la existencia de un hombre en que, por la experiencia acumulada, sabe que ya le ha ganado un peón en el ajedrez a la vida. Esto es, de acuerdo a la filosofía de la cotidianidad, como cuando en una pelea callejera el perdedor, aún recibiendo una paliza y con la punzada de la derrota en las costillas, puede salir con una sonrisa sabiendo que el otro se llevó un par de buenos puñetazos. ¿Qué le has quitado a la vida para que aún vencido te sientas victorioso? ¿Te has deleitado en las frondosas aperturas del amor, le has mordido los labios a un orgasmo, pellizcado la carnuda cintura a la alegría? ¿Has metido en tu cabeza fotografías y videos de tus aventuras en alta mar; en las regiones áridas donde has encontrado un manantial secreto; en los casquetes polares copulando con tu soledad, produciendo la comprensión y el entendimiento de zonas de ti mismo, descubriendo las grietas por donde minúsculas partículas de felicidad se han filtrado hasta tu alma? ¿Qué le has arrebatado al tiempo que aún fluyendo en su marcha inevitable no te asusta su terminación?

miércoles, 9 de febrero de 2011

La materia

La materia que me forma está hecha de fuerzas que se unen o que se separan. Tiene la piel untada en los días que transcurren y en los huesos que se yerguen vigorosos hacia el camino.

martes, 8 de febrero de 2011

Libre de culpa

A veces me canso de navegar sobre lo amplio de una sonrisa, de ofrecer puerto seguro al arrogante, de permitirle al fanfarrón la risa de un mal chiste. Me canso de aplaudir el discurso de lo establecido, de acatar la ley por obediencia, de permitir que mi disgusto termine devorándose a sí mismo. A veces quisiera ser el callejón donde se terminan mis miedos, el veneno que asusta y estremece a quien lo reconoce, la furia del ciclón que calla cualquier voz. Me canso de que en mi piel yazca la queja que menciona con insistencia el desastre ocurrido, me canso del temblor de mis piernas a la entrada de la cueva donde roncan furias invernantes, del escozor que arde desde el interior de la sangre. Quisiera retar al destino con el atrevimiento natural de los egregios, con una mirada sostenida, con la paz interior de saber que todo está bien. También quisiera no arrepentirme del derechazo soltado directamente al rostro de mis miedos. Quisiera sentirme satisfecho perpetuamente, no quebrarme ni sentir culpa de mi osadía, no traicionar mi sonrisa de victorioso al ver el incendio provocado por mis llamas. ¿Te has sentido libre de culpa después de arrojar la piedra?

De supuestos y verdades

Me dicen que tengo que apaciguar mis sentidos, abatir mi cuerpo, doblar lo que soy. Me dicen que crea en argumentos que certifican cosas invisibles, que crea en cosas que no comprendo, que experimente con fe negando la razón. La verdad, creer en una fuerza suprema y divina se complica para quien tiene un pensamiento que da crédito a la ciencia, para quien supone que la vida sólo está compuesta por átomos de carbono, para quien cree en la libertad y autonomía del ser humano en busca de un destino personal. Por supuesto que hay muchas cosas desconocidas aún en el genoma del universo, secretos irrevelados de las estructuras orgánicas que componen al hombre, cartas intimas de la verdad que no salen a la luz de los descubrimientos. Por supuesto que la ciencia se equivoca ya errando sin querer o ya inventando mentiras para dominar al hombre. Es claro que las apariencias pueden causar engaños. Y es una realidad innegable que el mundo está hecho de una sustancia material que refleja diferentes apariencias. ¿Has tenido la verdad donde puede hacer el bien?

lunes, 7 de febrero de 2011

El costado del corazón

Una lanza tengo en el costado del corazón y no sangro. No muero por la herida ni me canso por ella. Es como algo que debe llevarse a donde vaya, algo como una mochila o una maleta o una pequeña cartera donde se guarda una promesa hecha en horas de alegría. Es una espina clavada que no lastima y que se convierte en un apéndice que tiene una presencia inocua. ¿Has sentido que cargas por etapas un bulto en la espalda, una joroba en la comprensión, tablas y piedras en el alma? ¿Has sentido que te cuelga un fardo en el caminar? No sé a qué se deba, pero yo siento una lanza en el costado del corazón. Algo así como una responsabilidad irrenunciable o como un brazo derecho que no puede desprenderse de su mano.

domingo, 6 de febrero de 2011

Huesos quebradizos

La vida es un manantial de enormes olas donde me baño mientras pienso en proyectos venideros sintiendo las cosas que marchitaron su tiempo, sumergiéndome en el flujo inminente de sucesos actuales. La vida es una vasija donde remojo las barbas del pasado que han echado raíces profundas en los bordes de mi piel, es una cápsula de aire comprimido donde me sumerjo con una escafandra que tiene fugas de presión. La vida es el océano que baña con sal y arena la espesa piel con que evalúo las ofertas ofrecidas en el escaparate de la realidad. La vida es lo que tengo. Mi máxima posesión. No es ni más ni menos comparándola con otras vidas. La vida es lo que me mueve y no hay tiempo de eternidades ni de infinitos cuando se está hecho con huesos quebradizos.

sábado, 5 de febrero de 2011

El filo de la realidad

¿Ya has comprendido las razones por la cual te aficionas tanto a un filo de la realidad? ¿Por qué existe algo adictivo que te hace frecuentar un sitio en los sueños recesivos, una estrofa subrayada en el libro viejo que almacenas en una orilla del buró, una fotografía agrietada por la maraña del tiempo? ¿Por qué regresas a los mismos besos, por qué insistes en los mismos sorbos del café mientras las horas del trabajo no van aprisa, por qué el mismo tedio de siempre cuando tus diablos interiores te abandonan? Las cosas que uno frecuenta son producto de la aventura cansada. Es la seguridad del puerto, los ofrecimientos con que el confort seduce, la fruta abierta en dos en espera de una boca. Las cosas también escriben. Lo hacen sobre el espíritu de cada quien con la suavidad de una llama. Escriben indeleblemente como si inventaran una nueva partitura de adicciones. Luego, cada quien por separado va reproduciendo esquemas, hábitos, vicios. Cuando eres joven, las cosas empiezan a bordarte letras en el alma, pero cuando ya escribieron lo suficiente dejan de hacerlo. Una vez hecho tocarás, bailarás y cantarás al son de la melodía. O que, ¿siempre estás a la caza de nuevas aventuras? Algo tan fácil como cambiar de profesión u oficio.

viernes, 4 de febrero de 2011

Una taza de certezas

Sofocando un tercio de mis males ando descalzo por las calles sintiendo el frío de las estrellas de mar. Necio de mi que me refugio en la maleza de los sueños pensando sujetar lo prometido. Necesito en la vida encontrar algunas cosas y una esperanza: necesito que la vida me preste sin aval, sin garantía, una sonrisa duradera para comprar con ella algún lamento, necesito un trocito de cariño disuelto en el té del desamor, una palmada sincera que repara una espalda fatigada. Necesito una taza de certezas para emborracharme, sorbo a sorbo, de tibias necedades, para quemarme la lengua en las tersas piernas del deseo, para darle un trago atragantado a los venenos.

jueves, 3 de febrero de 2011

Los detestables

Empobrecidos los que han perdido los verbos que dan actitud a su existencia. Desalentados los que viven exaltando el raspón en la rodilla, la bofetada recibida con guante blanco, el nudo en los testículos que queda ante una decepción. Insoportables los que elevan su bandera de humildad en un montículo de actos egoístas, los que consideran que nada vale más allá de sus fronteras, los que suponen como verdad lo que apenas es una apariencia. Detestables los que lamen gustosos el cautiverio donde mantienen encarceladas a las ideas y a las arterias con que sienten. Ignorados los que escriben sus suposiciones en pastillas analgésicas que luego consumen para olvidarse del dolor. Perdidos los que sólo han encontrado desencuentros en el camino y una sonrisa cínica de conformidad. ¿Te has reconocido como parte de alguna categoría en la pirámide de los eufemismos? ¿Sabes nombrarte en el reino de los benditos?

miércoles, 2 de febrero de 2011

Tumores emocionales

He pensado que los miedos que formaron mi personalidad siguen siendo los tutores emocionales de mi vida. A la fecha son los que dictan el guión con que me muevo, los que me articulan los pasos hacia atrás, los que me indican las reclusiones repetidas en sótanos y catacumbas. ¿Has encontrado en el puesto del yerbero conjuros curativos que ahuyenten lo que paraliza desde dentro? Cría miedos y devoraran tu paz interior, alimenta temores cultivándolos en las macetas que cuelgan de tu alma y no podrás dar un par de pasos hacia la aventura. ¿Has encontrado entre las promesas más comunes algún manual que hable sobre pócimas psicológicas que supriman los miedos anegados? Sigue permitiéndole a tus miedos lamer la médula que anida tus huesos y jamás podrás cruzar la calle, aunque del otro lado te esté esperando un oasis custodiado por sirenas. Atrévete a incendiar un poco la hierba seca que dejó atrás la primavera, rompe un poco más los vidrios rotos por donde te asomas al futuro, vende por kilo la humedad oxidada que detiene tus pasos. Pídele al viento que ulule promesas y canciones, que arrastre los fantasmas que posan sus garras en tu cabecera, que silbe sortilegios destructores de miedos. ¿Has tenido la valentía de extirparte a mano tumores emocionales?

martes, 1 de febrero de 2011

Ruta de evacuación

¿Ya has trazado la ruta de evacuación que seguirán tus emociones cuando tengan que salir del corazón en franca fuga? ¿Ya has puesto flechas y señales que le indiquen al odio y a los resentimientos encarnados la puerta de salida? ¿Ya has instalado las indicaciones necesarias para que las malditas iras acumuladas desalojen tus rincones arteriales sin gritar, sin empujar y sin correr? Si no fuera necesaria la limpieza daría igual guardar todo en el corazón: un desprecio venido de una mirada de tajo, un sentimiento de gula por las cosas ajenas, la decepción de saberse prisionero (en vida) de la muerte. La escritura es una buena ruta para evacuar los daños, los malestares con sentido contrariado, las vergüenzas que deja la frustración y la derrota, las envidias conservadas en sangre avinagrada.