viernes, 31 de octubre de 2014

Cómplice del destino

Te acompaño a todas horas, a cada minuto y a cada instante. Soy etéreo pero te necesito para dar los pasos de siempre por la ciudad que amo. ¿Soy de gas, de humo, acaso un suspiro, dicen, de Dios? Soy lo que te necesita para poder mirar el movimiento incesante de las cosas que la calle ofrece en cada esquina y en la danza de cada persona inventando el mundo. No me basta con ser lo que soy porque te necesito para percibir la tersura de un beso y la necia agriedad, al mismo tiempo necia y precisa de un tinto envinagrado. Pedazo de cuerpo que no me dejarás hasta morirme. 

miércoles, 29 de octubre de 2014

Sol de cempasúchil

Tus ojos de flor arrojan fuego desde el profundo magma de tu alma. Me gusta meter las manos en el volcán del verano perpetuo de tus senos. Me pierdo en el laberinto irresoluto de tu vientre. Caigo, como un gorrión sediento, en el bebedero abundante que nace en el fuego de la unión de tus muslos. Ojos de luz de vela en la obscuridad mirándome profundamente. Ojos de flor de más de veinte pétalos aromatizando mi mirada.

martes, 28 de octubre de 2014

El filo necio de la palabra

Caminar sobre el filo estricto del cristal que rompe los huesos, comer del barro que se amasa donde mis recuerdos descansan, cantar versos del corazón que se inspiran en espinas y serpientes enroscadas en cardos. Todo es ficción y tierna melancolía. Palabras huérfanas. Prosa saturada de adjetivos, un intento de hacer literatura emergente y personal. No hay locura ni deseo de cortarme los sueños. No hay verdugos de mi destino ni locos en mi jaula interior. Sólo hay letras endulzadas en la tiniebla del tintero. Sólo hay el impulso de la mano por sacar palabras de los bolsillos del chaleco. Palabras necias y un animal agrio que se empeña en mostrarse a través de la sonrisa. ¿Que cosas de verdad has apreciado en tu perfil existencial? ¿Cuáles son los vicios que verdaderamente has madurado pero que en realidad son virtudes irredentas, rebeldes, iconoclastas? Deja todo y sal al mundo a conocer un poco del cansancio que los vagos tienen al final del día. Viaja entre calles buscando la orilla del infinito y bebe de los suspiros de la gente que no sabe la tercera vocal de su identidad. Saca a pasear a tu animal agrio sonriéndole a todos con una gracia natural y condescendiente. Luego regresa a casa y siente, entre la fatiga de la vida, el número de instantes que eres capaz de aprovechar siendo.

lunes, 27 de octubre de 2014

Lo que llevas dentro

Rotundo el amanecer después de las tinieblas. Vuelvo la vista atrás y siento tu aliento humedecer con frío mi esperanza y mi nuca. Corro y me distancio de tu manto. Me alejo más y dejo de sentirte sobre mis huellas. Cuando al parecer ya te he perdido voy al espejo y al sonreír mi victoria veo los huesos blancos de mis dientes y te veo de frente y entiendo que me has alcanzado al fin. Sin embargo todo es tu dominio y decides esperar. Te hospedas en mi interior y desde ahí no me abandonas. Prometes mantenerme en movimiento y yo acepto todos los términos, aún la letra pequeña, aún la fecha de caducidad. Qué crueldad que el hombre pueda ver la muerte en su interior en el brillo humano de su propia sonrisa.Qué ironía que lo más lustroso del rostro sea de hueso y no de alma inmortal y eterna. Aún así, el boleto vale oro espiritual y es mejor no bajarse antes de llegar al destino donde se ha de desatar la soga que liberará el viaje del barquero. Aún así es mejor llevar pasajero que ir vacío de todo brillo, luz y sentido. ¿Has mordido tu brazo derecho para saber que debajo de tu piel está la condición humana que te ata a esta vida? ¿Has roto el remo del barquero queriendo inutilizar el movimiento donde concluirá tu viaje? No te inquietes de lo evidente y sonríe más a los demás y a ti mismo como señal de que comprendes lo que llevas dentro.

domingo, 26 de octubre de 2014

Mi fiesta y mi alegría

Me gusta poseer cómics y leerlos. Me gustan los libros acomodados en  repisas y libreros, me gusta leerlos, consultarlos y entretenerme hojeándolos suponiendo futuras lecturas. Me gusta tener esculturas de madera, de piedra, de barro y observarlas. Me gusta poseer y habitar mi casa, disfruto de sus molduras de yeso y de sus recovecos y habitaciones. Corto el pasto, me subo a la azotea, camino descalzo por las noches mientras todos duermen. Disfruto teniendo lo que me gusta poseer. Sin embargo, más allá de lo que tengo está lo que siempre me pertenece. Podré quemar libros, regalar lo que tengo, desprenderme de las cosas, romper con todo y despedirme del puerto donde vivo dejando mis tesoros personales. Pero a  lo que no puedo renunciar es a la soledad y al encuentro furtivo conmigo mismo a través de lo que hago y pienso. Me descubro dibujando, escribiendo, sentando la palabra sobre el blanco desierto de la hoja para que descanse diciendo lo que debo, siento y soy. ¿Has renunciado a la luz  consciente de que el brillo lo posees en lo que eres? ¿Has dejado que zarpe la barca quedándote desnudo en el puerto mientras tus posesiones se alejan de ti irremediablemente? 

sábado, 25 de octubre de 2014

El escaparate de mis dientes

El tiempo y el espacio son materias con que formo mi risa. Mi risa como escaparate de mi dientes. Mis dientes como la sonrisa de otro. Acudí al dentista en la mañana y desde que pasó el dolor me he postrado frente al espejo y he visto que mis dientes son los mismos dientes del animal agrio que llevo dentro. El brillo de su dentadura tiene un filo de navajas de hueso y de cristal. Abrir la boca y verle tan mío me hace pensar que la materia es la madre de las formas; y los sentidos son las razones que las hacen moverse hacia sus propios derroteros. Me entra aire por los pulmones, circula mi sangre, mis músculos se mueven, los huesos soportan, y yo me sirvo de este traje biológico para transportarme en la materia de mi risa. Río como un loco por darme cuenta de que puedo reír. Luego paro y continúo escribiendo. Este traje de carne y sangre que es mi cuerpo obedece automáticamente a mi voluntad y cumple las diversas funciones para mantenerme vivo. Ríe cuando le cuento el encanto de darme cuenta de mi risa y de mis dientes. ¿Has caído al suelo al soltar la risa ante el contacto de un absurdo? ¿Te has cansado de reír al escuchar tu propia risa, que en espiral se eleva despertando tus carcajadas?

viernes, 24 de octubre de 2014

Felices los locos

El ciclo humano de las cosas tiene ritmos de elevación y caída, de imperiosas necesidades en busca de satisfacción. Los apetitos se abren cada día como labios virginales de flores que quieren empezar a vivir, y se cierran cada día resguardándose a sí mismos. El hambre y la sed obedecen los ciclos biológicos de las necesidades que han de ser satisfechas. No se puede vivir de forma continua y elevada, de igual forma no se puede estar todo el tiempo a ras de suelo. La magia de las necesidades se ilustra con ciclos que se abren y cierran periódicamente, con sistemas duales con principios y finales. Lo interesante de esta condición biológica es que el huevo se convertirá en águila y el invencible viaje del esperma humano será roto al llegar a destino para empezar a formar la vida. Todo está en proceso de cambio porque la fluidez de la materia impone su sello a los seres y a las cosas. ¿Te has sentido como un sediento necesitado en busca del manantial que mata la sed y que llena de satisfacción momentánea? Biológicamente el ser humano tiene como destino la satisfacción y no la felicidad. ¿Quién inventó eso de ser feliz, si la condición humana nos habla de satisfacción biológica? Felices los puros y transparentes, los que se desprenden de los ciclos de la materia y trascienden las fronteras de las necesidades. Felices los locos donde no operan las leyes comunes. Felices los que una vez satisfechos, empujan hacia arriba seis peldaños más.

jueves, 23 de octubre de 2014

Navaja de papel

Me corto las ideas con la navaja de papel donde suelto mis sueños y emociones. Soy el tren que descarrila sus pensamientos en tierras donde me conformo con imaginar.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Hoja blanca donde escribo

Mis días sucumben bajo la delgada piel de suspiros pasajeros, de proyectos que llegan para tener carne y hueso, de invenciones perdidas entre lecturas y sueños. Acumulo suspensiones de días que no festejo. Voy al trabajo como una vieja araña que caza a su presa con certeza. Omito nombrarme otra vez ante el espejo simplemente porque ya he gritado mil veces lo que soy. Dejo de ser lo que fui y me concentro en la sorpresa de haberlo sido. Con uñas de gato me afianzo al destino suponiendo encontrar la mejor fecha para empezar a resurgir nuevamente. La alergia que se me mete a los pulmones me engendra por dentro el cáncer de la desgana, me quita la energía y me deja quieto en el sillón sólo para pensar la serie de omisiones que cometo a diario. Busco renacer de nuevo con las lluvias que recuerdo de mi infancia. Busco que la alergia termine y que empiece la hoja en blanco donde he de escribir el nombre de las calles donde he de sembrar mis nuevos pasos. ¿Has pedido al tiempo una tregua para rescatarte de una caída inesperada? ¿Has renacido de ti mismo después de sentir los síntomas del invierno? Sal a la esquina de la noche y anda lento con la sorpresa en los ojos, escucha tu nombre al pasar por los hoteles de paso y comprueba que te nombran desde sonrisas sin dientes y piernas abiertas. Camina un poco mas y descubre el frío. Siente el peso del vacío y luego, cuando estés a punto de desfallecer en la calle y buscar descanso entre la sarna de los perros sin dueño, recuerda quien eres y regresa a casa. Tus libros y el calor del invento de tu soledad te darán la bienvenida al entrar al confort. Luego abre las cobijas, regocíjate en el calor de la mujer que desnuda te acompaña, cierra tu mente y entrégate a la muerte pasajera descansando, olvidándote, del trajín de la vida.

La razón del movimiento

Canto los símbolos del tiempo interior que vivo, salgo a la lluvia que imagino y escucho canciones que encuentro a mi paso. Soy hijo de tu olvido y de tu recuerdo, de esa lucha que dejan las horas de encuentro con uno mismo. Soy padre de los ratos infelices que agobian tus sueños. He tratado de abrir las cartas nuevamente para revisar las señales, sólo que no he sido capaz de traducir tus miedos. Me mantengo sobre la banqueta y desde ahí camino. Me dirijo hacia otras tierras donde la lluvia no cese. Veo el horizonte desde lo alto del tiempo y sé que la ruta a seguir tiene un horizonte promisorio. ¿Has comprendido que la existencia puede explicarse desde una razón de movimiento que, aunque se detenga en varios puertos, su razón fundamental es el avance que no cesa? ¿Has caído en la cuenta de que el engrane de los días se mueve sin reducciones ni descuentos? 

lunes, 20 de octubre de 2014

Un mañana sin pasado

Mi esperanza está puesta en el hoy. No hay minutos que no le correspondan a un día del calendario, no hay horas pasajeras ni meses que suiciden la espesura de su tiempo. No hay brevedad ni amplitud para lo que no acaba de existir. Sólo hay instantes inmediatos atados por el infinito. La renuncia a la eternidad no es posible jamás, la evasión del tiempo no existe, lo inmortal gravita sobre el filo secreto de la muerte. Ni el mañana ni el pasado existen como tales. Son inventos de lo inmediato en el presente tratando de camuflar su verdadero rostro. Es la ingeniería del tiempo sobreviviendo a su propia fugacidad. ¿Has firmado un manifiesto de renuncia donde ya no acates más la perennidad que olvida, que marchita a la semilla germinada, que da fin a las ganancias de una vida?

domingo, 19 de octubre de 2014

Toco el suelo

Toco tus besos y los siento revolotear en mis labios como polillas negras asustando el invierno. Toco tus manos y sé sobre el borde de la vida en que me sostengo. Toco mis recuerdos con el dorso del pensamiento nostálgico, con la savia del secreto, con el tuétano y su suspiro. Toco con la mirada la imagen transparente que dista de mi mano, también el pétalo que cae desde la rosa, también tus lágrimas después de esa lluvia en que no me olvidas. ¿Has roto la inercia de las cosas permitiendo que suceda sólo lo que no controlas? ¿Has desatado las ataduras de tus zapatos liberando el movimiento que estaba preso?

jueves, 16 de octubre de 2014

Enriquecido por el tiempo

Del pasado sólo tengo mis viejos diarios donde he escrito, postales antiguas que guardo fugitivamente y recuerdos de vidas compartidas. Me interesa el tiempo porque discurre, sentenciado a su lenta marcha, sin promesas que ofrecer y confinado a repetirse a sí mismo. Me subo a las esperanzas de continuar enriqueciéndome estando aquí. Mi interés gira, satelitalmente, teniendo en el centro del universo al tiempo. Trato de asirlo y lo asgo con eufemismos y con señas. Imagino que es un ser que repta y va y que nunca detiene su serpentear avanzada haciendo caminos que abren brechas. Lo intuyo como un manantial del que emana la posibilidad pura de la existencia. Pero lo ignoro realmente y sólo lo supongo cuando se convierte en algo donde yo me desplazo invocándome en haceres que se tornan sutilmente en cosas pasadas. Sólo lo supongo y lo vivo sin entenderlo, me lo apropio con la certeza del acto, pero lo entiendo diluido un instante después. El pasado no existe como ente ni como cosa, sólo como suposición humana o como certeza inacabada. ¿Has nadado en el flujo de la instantaneidad sintiendo como la continuidad del tiempo no mengua ni acelera? ¿Te has complacido notando  la metamorfosis de tu percepción del tiempo en el seco y llano acto de existir?

miércoles, 15 de octubre de 2014

Los que caminan ligero

Los que cargan lo que soy, los que caminan con peso. Esos que nacen en la fiebre de cada día y que cada día se despiden sin remedio de lo que fui. Los que caminan ligero y van sonriendo sobre baldosas de cristal. ¿Has observado el espejo cuando estás delante de él mientras descubres lo inútil que representa no intentar el salto siguiente? ¿Has comprendido que la ligereza del alma es necesaria para volar sobre arenas movedizas y no hundirte? Haz la prueba de cambiarte la piel de lagarto y volverte el mamífero que piensa y medita sobre la exultante existencia. Toma el riesgo y lánzate al abismo para ver si ya has aprendido a abrir las alas y a planear con viento ascendente.

martes, 14 de octubre de 2014

Tierra en mis zapatos

Hay días en que arrastro mis huesos sobre la extensión de la noche. Hay noches que empujo mis miedos hasta el principio del día. Hay tiempos desiguales en que vuelo y repto, en que gobierno y me esclavizo a los pasos de mis pensamientos, en que conozco e ignoro los designios de mis decisiones. Hay lugares por los que avanzo llevando piedras en los zapatos que sirven para opacar mis dudas. Me consuela pensar que esa tierra de mis zapatos no será la que sepulte mi existencia nula, ni la que forme el barro del que naceré de nuevo. ¿Te has percatado que la vida se almacena en un recuerdo y que luego se extiende por todo el cuerpo? ¿Has captado con tus manos un breve guiño de la vida al tocar tu tiempo?

lunes, 13 de octubre de 2014

Los locos de mi jaula

Los locos de mi jaula están en paz. Beben la pulpa madura del día y gobiernan mis diferentes pensamientos cuando duermo. Les gusta divertirse con mis recuerdos y se atreven a opinar sobre mis decisiones. A veces toman el mando de lo que creo y se entercan suponiendo verdades que no llegan. Esos locos tienen sus razones para estar atados en el interior de mi jaula. Ocupan un pequeño espacio entre barrotes y sólo huyen de ellos cuando un motivo los llama fuera. Entonces salen a tomar el sol para expresar sus saberes. Entonces pintan los muros exteriores con sus lemas favoritos, rompen escaparates de cristal sólo por ser asiduos al sonido de la muerte al caer, inventan paraderos en dónde estacionar sus dudas. Mis locos vuelven a casa después de asomarse a la calle con un grito, un suspiro o un atrevimiento. Ahí permanecen mientras yo tomo el control y hago las cosas que me gustan. Y mientras leo, escribo o juego, ellos me observan y hacen sus anotaciones en cuadernos secretos que ocultan lejos de mis ojos. ¿Has sabido entender a esos locos que representan las emociones y que todos llevamos dentro? ¿Has entendido el lenguaje de cada uno descifrando su existencia en ti?

domingo, 12 de octubre de 2014

Fan del desamor

Me gusta hablar del desamor porque es literario, tierno y posible. Tiene más trampas, artilugios y eufemismos que palabras la biblia roja del amor. Es tan transparente como sus propias lágrimas, candente como sus ardores postergados e intenso e inmortal como semilla naciente entre las piernas de una imagen femenina. Hay poemas y vino que entran por las venas en recuerdo de las tristezas bebidas. Hay suspiros prolongados, miradas suicidas asomando su existencia por el ojo de la cerradura donde el erotismo baña sus formas. Soy un seguidor de los textos que hablan de la vida desprendida. Me gusta escuchar historias que dicen "que del olvido que me has dado sólo amo las pocas ganas que tienes de olvidarme". Me gusta leer en las paredes de la viejas ciudades que visito esos graffitis que hablan de despedidas y de encuentros imposibles en el tiempo. 

sábado, 11 de octubre de 2014

Entre túneles y pasadizos

Añado cosas a mi madriguera porque me gusta verla como la he soñado. Vivo entre papeles, cosas viejas y recuerdos. Me siento como un oso que se acomoda en la redondez de su cueva y empieza a soñar con lo que fue y con lo que será. Olfateo a mi alrededor las antiguas humedades del tiempo y percibo el soplo de  recuerdos persistentes en un remolino que no frena. Mi casa es la madriguera de mis sueños, el sitio donde me reconozco recorriendo laberintos. ¿Has sentido que eres el capitán de tu morada al anidarte en la esquina donde has puesto tu mecedora, tu sillón, tu alcoba? ¿Te has sentido el verdadero dueño de esos tres micromilímetros de mundo donde abres tus poros para sentir la vida? Como la tuza en su agujero o como el águila haciendo nido en la cornisa de la montaña, así me siento habitando mi nueva madriguera entre túneles y pasadizos.

Sumergir el rostro en agua fría

Tocar fondo es caer bajo. Es sepultar los huesos en lo profundo de un pedazo de olvido. Es verter la vida en cloroformo para adormecerla rodeándola de cardos y espinas. Caer hasta lo profundo del tiempo y ser consciente de ello es desesperante. La otra noche soñé que caía por un ducto recto que bajaba hasta los más profundos sótanos. Era obscuro y resbaladizo. Finalmente tocaba fondo y me quedaba quieto. Lo único que podía hacer era ver la obscuridad girando la cabeza, sentir la carencia de aire y tener oprimido el pecho al respirar. El sueño representó un miedo y, al mismo tiempo una seducción. Me ofrecía la oportunidad de contrastar los extremos de mi existencia eligiendo cada vez la vida. Desde esa noche me gusta recordar la sensación desesperante de encontrarme preso, inmóvil y reducido. Y aunque no me agrada lo que experimento, me hace sentir bien saber que no estoy en esa condición. Es como el ejercicio de sensibilidad que me ofrece experimentar el "NO", para poder apreciar más el "SÍ". Es como cuando lleno el lavabo con agua fría y sumerjo mi rostro resistiendo la respiración al máximo al mismo tiempo que me concentro en desear tener a mi alcance la más mínima partícula de vida sólo para respirarla y seguir existiendo. ¿Has experimentado la sensación de libertad y grandeza que te va dejando una enfermedad al partir? ¿Has contado las ganancias progresivas de sentirte bien después de escuchar, de los labios de la vida, ese "Levántate y anda"?

viernes, 10 de octubre de 2014

La voz de diablo con que hablo

Algunas veces el diablo bárbaro que llevo dentro eructa y a través de mi tracto digestivo brota el maldito diablo que soy. Sale de mí con tridente en mano y arremete contra quien lo despertó de su calma. El salvaje diablo violenta con palabras y con gritos. Su carne roja comulga con espadas y con cactus. Emana ponzoña literaria de sus manoteos en el aire y de sus explicaciones vacías. Se torna violento como una hormiga negra cuando desmoronan su hormiguero. Repta en el pavimento como una letra ese que ha sido decapitada. Luego del vómito y de la saliva escupidos por su lengua de ladrillo empieza a sudar mares de arrepentimientos y baja la cabeza. Se pone a pensar en lo que dijo la voz de diablo que dijo lo que dijo y que maldijo todo. Se sienta en la banqueta y comienza a pensar estando solo. Entonces la paz del arrepentimiento lo ilumina frugalmente. Se da cuenta de la caída y de los raspones que sacó por ser un violento boca floja, por insultar al mundo y por patear su propio rabo. Se limpia la frente y el sudor de diablo. Cepilla sus cuernos, lame sus garras, estira como gato, hasta el último hueso de su esqueleto. Y mirando hacia atrás a cada rato, emprende su marcha con su andar descalzo, con su arrastrar de rabo, con sus dolidos ojos sintiendo, en la piel del corazón, su tridente ardiente. Ya pasarán los días en que siga herido. Ya avanzará el tiempo y empezará a remar contracorriente. Entonces me dice que regresa a casa, a mi tracto digestivo a dormir tranquilo. Y yo de la calle me voy a otro lado, pero siento, mientras camino, ese llanto de diablo que es rancio vino.

jueves, 9 de octubre de 2014

De cantera y tiempo.

Me gustan las molduras de piedra de los templos católicos. Disfruto de las tallas de madera de los confesionarios y púlpitos. Me abstraigo en las formas que los rostros de los santos conservan en el tiempo. No soy devoto de la fe cristiana pero me distraigo en la sustancia material que le da forma. Aprecio los nichos donde la virgen de las mil advocaciones tiene una imagen nueva cada día. Me gustan los cristos hechos por manos artesanas, más aquellos que contienen en su piel de madera huesos verdaderos. No creo en Dios pero creo en la belleza de su forma, en el mito literario y en las creaciones cósmicas que lo rodean. Me pierdo en la contemplación de los templos porque poseen medidas divinas, porque lo humano resulta diminuto y porque el mundo es de materia únicamente. La piel de las catedrales alberga vitrales emplomados y gárgolas de cantera t tiempo.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Los muros interiores

Los recovecos del espíritu son deliberadamente extraviantes. Cuando ingresas en ellos es seguro que sólo dejando las boronas de tus recuerdos podrás volver por el camino original. ¿Cuántas veces, sin ir lejos adentrándote en ti, te has perdido en olvidos y omisiones? Los ojos del destino no pueden volver la vista hacia atrás. Aún así, lo importante es ver el camino andándolo. Haz proyectos elaborados para buscar llegar lejos, y sobre la marcha inventa tus propias postales antiguas que colgarás en los muros interiores.

martes, 7 de octubre de 2014

Infinitos invisibles

Se pregunta el obscuro Baudelaire sobre la fluidez de la existencia "¿Dónde están los perfumes embriagadores de las flores desaparecidas? ¿Dónde están los mágicos colores de los antiguos atardeceres?". Todo se va, todo desaparece. Testigos de esto son todos los que sobreviven a sus muertos, los que se enteran de que la condición humana, además de pasajera, también es trágica. Todo se diluye. Lo único que queda es el flujo de la materia formando nuevas formas en diferentes estaciones. Lo único que permanece es la ausencia de las cosas porque hasta el olvido se queda sin recuerdos, sin postales, sin cartas escritas a mano. El ala del ave que voló infinitos comparte el mismo carbono de la escama del pez que sucumbió ante el hambre del mamífero. La condición voraz de la bestia se nutre del mismo carbono del que surge la intelectualidad del hombre evolucionado. No dejamos de ser el mismo barro de donde brota la materia. Todos somos del sabor de la tierra. Apestamos y sabemos a biomasa reciclada. Lo que nos distingue de la garra del reptil es el sentido que la mano humana da a las piedras que toca. ¿Te has preguntado por qué lo que se ve es más pequeño que los infinitos invisibles que están más allá del horizonte? ¿Has medido con verdadera certeza la amplitud en crecimiento de tu ignorancia? Y no me refiero al nivel de ilustración personal, sino a la incertidumbre que hay en relación al sentido existencial de la especie humana. Mientras más se sabe menos inquietud queda ante la incertidumbre de saber lo que el hombre sólo ha alcanzado a suponer.

lunes, 6 de octubre de 2014

Nada más océanos personales.

Las alegrías se estacionan dentro del alma sin que les preocupe el costo del parquímetro. El sol se mete en mis bolsillos y atesoro los recuerdos del día. Soñé que llovía tanto que me volvía un náufrago en  mis propios mares. Luego no desperté después del sueño y seguí soñando con más lluvia y con otros océanos personales. ¿Te has visto flotando en el interior de la lluvia? ¿Has despertado en la madrugada sólo para sentir que tu cuello se humedece con sudores de lluvia?  Lo bendito del sueño es que vives descubriéndote en otra densidad. La sorpresa que deviene de él es que uno se inventa entre ficciones y esperanzas que no existen.

domingo, 5 de octubre de 2014

Los logros de la memoria.

Soñé que era yo viajando al pasado y que también era otro yo viajando al futuro. Ambos viajes coincidían con un encuentro en el presente. El ignorante y el sabio, el ilustrado y el analfabeta, el de los recuerdos del porvenir y el de los recuerdos del pasado. Ambos como compuestos químicos y emocionales en una suma que nulifica todo tipo de reacciones. La balanza se sujeta a las medidas del día y se inclina siempre, inequivocamente a un equilibrio existencial. Lo que fui y lo que seré convergen en el presente y no se causan estragos al convivir. El tonto que hay en mí se deja convencer por el listo que me habita. Todo camina de una forma perfecta y voy como si desconociera mis dos orígenes: pasado y futuro. Sólo me identifico con mi destino material, el incesante estar depositado en el presente, en ese momento que resulta sencillo y lleno de inocencia, que sabe, pero que ignora al mismo tiempo las cosas que fueron y que vendrán. El eterno instante es el viaje de dos tiempos que se juntan provocando una conciencia precisa de las cosas. ¿Has querido refugiarte en los logros de la memoria porque supones fueron mejores tierras habitables? ¿Has supuesto que abordar la barca hacia el porvenir despidiéndote de toda isla segura alimentará de promesas tu alma? Ni me aferro ni renuncio, simplemente de dejo fluir en el momento.

sábado, 4 de octubre de 2014

Sobre la piel que cargo

Me balanceo entre emociones dispersas porque esta lluvia que neciamente llega no es la del mayo que se fue, sólo es la que llega tocando nostalgias y haciendo perdurables los tímpanos del pasado. Me gusta escuchar los ruidos del ayer, las ventanas al abrirse una esperanza, los ojos negros de los gatos al chasquear la noche. La lluvia fuera de tiempo hace un tiempo nuevo. Lo transforma en un jardín donde se inventan los recuerdos. ¿Has tenido el pensamiento atado a un motivo durante todo el día? ¿Te ha acomodado el gotear constante de la lluvia sobre la piel áspera de un estado de animo anclado en una sed de eternidad? Al resurgir la mañana, apenas acompañando las salientes  brisas del sol, me levanto de la cama en busca de hacer alguna anotación de lo que la noche lluviosa dejó. Entonces escribo en la computadora o en mi libreta de apuntes o sobre la piel que cargo llena de sentires y me doy cuenta que el descanso soñando-escuchando la lluvia es terapéutico y existencial y noble. Me quedo solo entre los muebles de la casa mirando la lentitud que tienen las paredes y que también tienen mis libros y pipas de madera y hueso acomodados en las repisas. Entonces, en plena soledad extraño algunos sentires de los antifaces que he utilizado en el tiempo y sobre el alma. Pienso en las calles del puerto de Tampico inundado de rapiña, soledad y de hoteles con mujeres hermosamente feas que abren sus piernas al aire caliente que arrastro al pasar frente a ellas. Pienso en las noches de Ciudad Madero golpeando mi rostro con un frescor inaudito de suspiros callejeros. La lluvia me hace sentir tan descubierto que me siento lleno de lo mejor de la realidad. Asir como yo asgo un minúsculo gramo de tiempo me hace saber que la lluvia trae, al derramarse en la noche, lo que los alquimistas de la edad de la desolación buscaron hasta encontrarlo: un par de verdades absolutas que son imposibles de mantener en el recuerdo.

jueves, 2 de octubre de 2014

No estoy seguro, pero lo supongo.

No importan los días en que la tristeza canta con alegorías y ansiedades. No importa el tiempo diluido, ni el olvido ni la derrota. Cuando todo se disuelva estará validado que ya no hay importancia en las cosas ni en las personas. Ya muerto el cuerpo, los 21 gramos de alma  pondrán a prueba su presencia y se adjudicarán otra derrota existencial. Ya terminados los latidos, aniquiladas las funciones vitales, segado el flujo sanguíneo, habrá de llegar el inicio de la conservación de la materia. Cuando la muerte llega, los mundos mentales de una persona se apagan y se pierden en el tiempo definitivamente. La muerte es un estado de indefensión y de olvido. Todos son vulnerables y nadie puede defenderse ante esto porque los frascos donde se guardan los antídotos están rotos y ya se han evaporado las sustancias. El alma no se irá a ningún lado si no tiene la capacidad de moverse o de emigrar a otra dimensión. La materia muerta fluirá buscando nuevos enlaces en el ciclo interminable de las cosas y de los seres que se renuevan con el carbono. De todo lo anterior no estoy seguro, pero lo supongo. Y vivo suponiendo que el fin es incoloro como el vapor del último suspiro. De lo que si estoy seguro es que el presente es un campo extensible para elaborar el presente con visión arquitectónica. Algo que sé de cierto es que la comprensión consciente del instante es lo que da trascendencia inmediata a la vida y la dispone a ser valiosa por tener dirección y sentido. ¿Has encontrado en tus propios límites la razón para existir convencido de que cuando no se tiene una certeza lo importante es navegar con supuestos al mando del timón? 

miércoles, 1 de octubre de 2014

Lo efímero es lo que perdura.

El tiempo es la tumba de las esperanzas. Las reduce a ser arenisca que se diluye al viento o ceniza que se esparce en el océano. Y al mismo tiempo, el tiempo es el tiempo. ¿Has sentido que naufragas en las bajas horas de la madrugada, que tus ilusiones caen rotas desde cornisa del presente? ¿Has comprobado que la noche es ingobernable después de la lluvia? La escritura es salvadora en esos momentos en que el mar es de tiempo y eleva sus olas con interminables minutos de insomnio. ¿Has enterado a tus sentidos de la verdadera sonrisa de las cosas? Me refiero a que si has visto con el tacto de tu oído lo esencial del tiempo cuando la soledad se ha instalado en tu piel y se desplaza viscosamente sobre ella haciéndose densa y pesada. Escuchar las cosas cuando fluyen a tu alrededor llenas de recuerdos y significados no es como escuchar las noticias en la radio y quedar actualizado de crimenes y matanzas. Escuchar con atención lo que se desplaza en la espesura que habitas tiene consecuencias existenciales. En esos momentos rueda tu cuerpo sobre la cama y ponte de espaldas, abre tus ojos en la obscuridad y busca en tus recuerdos un asidero grato. Concéntrate en él y persíguelo hasta acorralarlo. Luego, sin tocarlo suciamente, déjalo ir observando sus pasos. Te darás cuenta de que, por unos segundos, sólo por un breve instante, ha sido tuyo lo efímero y pasajero. Habrás entendido, inexorablemente, que la sepultura de las esperanzas es el tiempo diluido en el centro del tiempo, y que lo efímero y fugaz es lo único que perdura realmente.