domingo, 5 de octubre de 2014

Los logros de la memoria.

Soñé que era yo viajando al pasado y que también era otro yo viajando al futuro. Ambos viajes coincidían con un encuentro en el presente. El ignorante y el sabio, el ilustrado y el analfabeta, el de los recuerdos del porvenir y el de los recuerdos del pasado. Ambos como compuestos químicos y emocionales en una suma que nulifica todo tipo de reacciones. La balanza se sujeta a las medidas del día y se inclina siempre, inequivocamente a un equilibrio existencial. Lo que fui y lo que seré convergen en el presente y no se causan estragos al convivir. El tonto que hay en mí se deja convencer por el listo que me habita. Todo camina de una forma perfecta y voy como si desconociera mis dos orígenes: pasado y futuro. Sólo me identifico con mi destino material, el incesante estar depositado en el presente, en ese momento que resulta sencillo y lleno de inocencia, que sabe, pero que ignora al mismo tiempo las cosas que fueron y que vendrán. El eterno instante es el viaje de dos tiempos que se juntan provocando una conciencia precisa de las cosas. ¿Has querido refugiarte en los logros de la memoria porque supones fueron mejores tierras habitables? ¿Has supuesto que abordar la barca hacia el porvenir despidiéndote de toda isla segura alimentará de promesas tu alma? Ni me aferro ni renuncio, simplemente de dejo fluir en el momento.

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