sábado, 25 de octubre de 2014

El escaparate de mis dientes

El tiempo y el espacio son materias con que formo mi risa. Mi risa como escaparate de mi dientes. Mis dientes como la sonrisa de otro. Acudí al dentista en la mañana y desde que pasó el dolor me he postrado frente al espejo y he visto que mis dientes son los mismos dientes del animal agrio que llevo dentro. El brillo de su dentadura tiene un filo de navajas de hueso y de cristal. Abrir la boca y verle tan mío me hace pensar que la materia es la madre de las formas; y los sentidos son las razones que las hacen moverse hacia sus propios derroteros. Me entra aire por los pulmones, circula mi sangre, mis músculos se mueven, los huesos soportan, y yo me sirvo de este traje biológico para transportarme en la materia de mi risa. Río como un loco por darme cuenta de que puedo reír. Luego paro y continúo escribiendo. Este traje de carne y sangre que es mi cuerpo obedece automáticamente a mi voluntad y cumple las diversas funciones para mantenerme vivo. Ríe cuando le cuento el encanto de darme cuenta de mi risa y de mis dientes. ¿Has caído al suelo al soltar la risa ante el contacto de un absurdo? ¿Te has cansado de reír al escuchar tu propia risa, que en espiral se eleva despertando tus carcajadas?

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