viernes, 24 de octubre de 2014

Felices los locos

El ciclo humano de las cosas tiene ritmos de elevación y caída, de imperiosas necesidades en busca de satisfacción. Los apetitos se abren cada día como labios virginales de flores que quieren empezar a vivir, y se cierran cada día resguardándose a sí mismos. El hambre y la sed obedecen los ciclos biológicos de las necesidades que han de ser satisfechas. No se puede vivir de forma continua y elevada, de igual forma no se puede estar todo el tiempo a ras de suelo. La magia de las necesidades se ilustra con ciclos que se abren y cierran periódicamente, con sistemas duales con principios y finales. Lo interesante de esta condición biológica es que el huevo se convertirá en águila y el invencible viaje del esperma humano será roto al llegar a destino para empezar a formar la vida. Todo está en proceso de cambio porque la fluidez de la materia impone su sello a los seres y a las cosas. ¿Te has sentido como un sediento necesitado en busca del manantial que mata la sed y que llena de satisfacción momentánea? Biológicamente el ser humano tiene como destino la satisfacción y no la felicidad. ¿Quién inventó eso de ser feliz, si la condición humana nos habla de satisfacción biológica? Felices los puros y transparentes, los que se desprenden de los ciclos de la materia y trascienden las fronteras de las necesidades. Felices los locos donde no operan las leyes comunes. Felices los que una vez satisfechos, empujan hacia arriba seis peldaños más.

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