lunes, 3 de marzo de 2014

El recurso de hacer lo mismo.

Me repito a mí mismo y me gusta. Hago lo mismo siempre y siempre pienso lo mismo. Paso mi mano por los mismos garabatos que he dibujado cien veces, golpeo la misma gosua en el mismo muro de corazón de adobe, sacrifico el mismo peón cuando me hacen jaque mate, vago por las mismas calles y  mojo los pies en los charcos de las mismas lluvias de verano.  Disfruto repetirme hasta cansarme. Luego me voy y me pongo a hacer las mismas cosas en otro sitio. Y luego vengo al mismo lugar del que me fui para repetir lo mismo que he dicho siempre, con las mismas palabras y en el mismo orden.  Adoro la obsesión que me conduce a hacer lo mismo siempre. Y desde aquí entiendo el recurso que salvó a Sísifo de la eterna rueda de las repeticiones en la pendiente de la desesperación. Hago lo mismo con pequeñas variantes y me canso y me hastío pero no abandono el engrane que me lleva a hacer lo mismo nuevamente. ¿Has sabido poner el oído atento en el ruido que chilla igual que un grillo y que no para de producirse a sí mismo?

domingo, 2 de marzo de 2014

Volver a la vida

Ser ateo no quiere decir no tener creencias o ser un descreído, vivir sin esperanzas, estar atado a la desolación. La vida se extiende hasta toparse de frente con el fin al terminarse el callejón. Punto. Así de fácil. Hoy creo lo que veo con los ojos de la razón, supongo con el ansia de eternidad los límites que me abrazan, sé de cierto lo que crece al tacto de mi mano. Si no existe barca ni barquero que conduzca a mi alma a otros confines, tengo un barco para ser marinero cargando mis arterias, llevando mi carne, que a fin de cuentas soy de caña y hueso. Si no hay esperanzas sembradas en el más allá cultivo mis alegrías esperando el fin del día, la llegada de la noche. ¿Has sentido la certeza de algo que puede ser removido por una certeza mayor? ¿Vas por la vida andando seguro por la banqueta del confort o bajas tus pies a la barbarie del pavimento donde la muerte conduce sin precaución? 

sábado, 1 de marzo de 2014

Como un recién olvidado

En ocasiones lo ingobernable sale a tomar el sol. Se quita el sostén delante de extraños y conocidos y sin implicaciones de culpa disfruta el instante. Otras veces el barco que uno es va bajo el control de sí mismo. La vida es un conjunto de olas osadas blandiéndose sobre el cuello frágil del cosmos. Los días resbalan del tiempo como agua jabonosa, y todo va a parar a una nueva fecha del calendario. Uno queda limpio como un recién olvidado y emerge nuevamente a andar las nuevas horas de la vida. ¿Te has puesto a festejar lo cotidiano y ordinario gritando que es sublime?