En ocasiones lo ingobernable sale a tomar el
sol. Se quita el sostén delante de extraños y conocidos y sin implicaciones de
culpa disfruta el instante. Otras veces el barco que uno es va bajo el control
de sí mismo. La vida es un conjunto de olas osadas blandiéndose sobre el cuello
frágil del cosmos. Los días resbalan del tiempo como agua jabonosa, y todo va a
parar a una nueva fecha del calendario. Uno queda limpio como un recién olvidado y emerge nuevamente
a andar las nuevas horas de la vida. ¿Te has puesto a festejar lo cotidiano y ordinario gritando que es sublime?
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En ocasiones lo ingobernable gobierna, que ironía, yo lo he vivido, se lo que es saberse atada y libre, lo que es sentirse acusada y perdonada, lo que es tener seguridad y temor y así es como me llevo este pedazo de vida que me toca comer a solas o a escondidas, ya sea que lo deje ver por un resquicio de mi piel o por la puerta ancha de mis escrúpulos que solo le muestro a aquel que puede ver mi alma y escuchar mis mas oscuros secretos a la luz de la sinceridad y el deseo de comenzar otra vez con la actitud de gobernar lo ingobernable.
ResponderEliminarCuando lo ingobernable manda hay que observar sus haceres y sus andares desde el balcón de la certeza.
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