sábado, 24 de junio de 2017

En la primaria los maestros me condenaban a copiar textos completos una y otra vez. En la secundaria lo mismo: imitar y copiar,  y luego lo mismo y lo mismo. Copiar y reproducir. Calcar lo original para tener voz propia. Imitar lo que no soy. Repetir una y otra vez lo que otros dicen mejor que yo. Llenar espacios completos para tener presencia en el universo. ¿Te has puesto a pensar sobre el adulto que eres después de haber duplicado hasta la obsesión lo que no era tuyo? ¿Has encontrado la originalidad de ti mismo en la falsificación de lo que eres? El niño al que se le atan las manos le será difícil dibujar garabatos en las paredes. Quien está acostumbrado a la reimpresión infecunda sólo podrá atreverse a copiar la originalidad del otro, a sentirse satisfecho "compartiendo" la palabra verdadera que otros escribieron. Atrévete a romper  el yeso que imposibilita el movimiento creador de tu mano. Quita de tus ojos la mortaja que sólo te permite ver lo que los otros te dejan ver y no lo que tu deseas contemplar. Atrévete al grito personal, al garabato iniciador,

Animal de tres tiempos


Me acomodo en el dócil sofá de la eternidad truncada. Me quedo quieto como un cactus de poca humedad en el desierto. Contemplo el movimiento de las cosas de la sala y no me percato de ningún cambio de lugar, ni siquiera de una pequeña vibración en la superficie de los objetos. Lo único dinámico son mis pensamientos, éstos aún más rápidos que el lento parpadeo con el que lubrico mis ojos. Sólo me muevo al respirar y sólo lo hago cuando mis pulmones se hinchan en la profundidad de un suspiro. Me pongo a pensar en los años que he de vivir, en los días que aún me reserva el destino. ¿Has contado con tus propios dígitos las hojas que todavía le arrancarás al calendario? ¿Has inventariado lo ya vivido, sopesado lo que estás viviendo y deseado lo que ha de venir con la madurez del tiempo? Considero el momento que vivo y me complace lo que hago: pensar en el pasado suponiendo el futuro. El hombre es un animal multitemporal. Vive tres tiempos a la vez y es capaz de sincronizarse en ello con la fineza de un mecanismo cronométrico. 

viernes, 23 de junio de 2017

Como un topo entre pasillos de librerías deambulo con una lista en mano.

jueves, 22 de junio de 2017

Cargo el recuerdo de viejos libros leídos, la mitad del peso de lo que creí cuando era joven, una hoja seca almacenada en la memoria. Ando por la vida cargando cosas que no abandono y que pesan menos de lo que pesa mi alma. Nací para ir ligero con grandes equipajes: las tardes de cristal en que sentí llover mientras caminaba sobre las vías del tren del Temoluco, las ilusiones que lustro con mis manos artesanas, la soportable aceptación de una efímera existencia, los guardianes de tinta y papel donde arraigo lo hecho con mis manos y lo andado con mis pasos. Nací para darme cuenta y trascender. Y aunque he de morir, no nací para ello. Mi verdadero sentido es el transitar sobre los rieles que el calendario usa para adelantar las semanas.

sábado, 3 de junio de 2017

La sal del tiempo

Me gustan los días pintados de gris y de cobalto. Adoro a la soledad que sabe hablarme desde dentro, sin palabras, sin deberes, con promesas. Me encanta escuchar el canto de las sirenas que me encuentro por la calle y que me engaña con falsedades que me creo y que venero. Me inquieta ver que mi mano lanza a mar abierto la botella encorchada que lleva un mapa dentro y me vuelve a inquietar cuando me pregunto si alguien leerá el mensaje y contará los pasos en el camino que lo lleven a encontrar un falso tesoro o una promesa mal habida. Me fascina la compañía tan sólo de una persona en el mundo y no hablo ni del amor, ni de la muerte, ni de Dios. Me agrada salir de paseo, ser turista de lo cotidiano, perderme entre calles y callejones, pisar la parte vieja de la ciudad, la derruida por el tiempo y que resguarda todo aquello que no está en venta en los escaparates del glamour. Me enloquece el destino que llega puntual a su cita cumpliendo el deber de dar sorpresas inesperadas. Cultivo, en el huerto del corazón, lo que amo y quiero, lo que respeto y valoro, es decir: los besos pendientes, las postales que guardo en mis cuadernos mentales, lo venidero y lo que dejó huella, las personas que me quieren y a las que yo amo, los escritos en voz alta en su sepultura de papel, los tiempos de cobalto y los de lluvia. ¿Has contado cada una de las cosas a las que te has aficionado con verdadera devoción, has enumerado las conductas que te han hecho volar lejos, has listado lo que eres, tienes, sabes y posees? ¿Has inventariado el tiempo diluido, el que está en uso y el que vendrá? Me adicciono a la vida viviendo lento y pausado en los días desbocados, en los meses que desfilan como un vértigo en el calendario, en los años que se escapan por las rendijas del tiempo.