domingo, 24 de julio de 2011

Capitán de mitos

El calor de la mano encuentra su cauce sobre la piel de rosa en tus caderas. Sube la vida hasta el mástil más alto y cuelga su bandera. Anuncia la noche una nostalgia nueva. Anda el mundo sin el bordón de antaño porque bajo sus pies las suelas cantan. Se aproxima la alegría y por puro gusto descorcha una bohemia vieja. Los cuadernos abren sus hojas y la tinta derrama una sugestiva fecundidad. La existencia presenta bordes nuevos que los ciegos leen vorazmente. Dios duerme en la imaginación de los hombres y cada quien se autonombra capitán de sus propios mitos.

sábado, 23 de julio de 2011

Océanos en el pavimento


Los pensamientos escurren sobre piedras de humo. Los muros y las paredes cacarean colores nuevos. El principio del océano está en el pavimento y en mi mano yace la soga con que sostengo mi barca. La lluvia crece como un árbol echando sus raíces de cristal. No hay males en el camino, sólo piedras que se esparcen en la humedad de la noche. ¿Te has detenido de pronto en el lomo del tiempo y, volviendo hacia atrás la mirada, has colmado de bienes lo que has sido? ¿Has sonreído en automático escuchando el eco de tu risa?

viernes, 22 de julio de 2011

Pepenador de pensamientos

Antes de que llueva ando por las calles fotografiando grafos, recogiendo lo que veo, pepenando pensamientos que luego llevo a casa para acomodarlos en mis olvidos. Miro al cielo, y decepcionado salgo al día a observar gente, a deducir su comportamiento y a acumular los saberes que me deja, luego regreso a casa y busco rincones en mi escritorio para edificar expedientes inconclusos. Estando solo, ingreso a mis recuerdos, frecuento mis pensamientos acumulados y desatendidos, me percato de la ausencia de la humedad y del desorden que tengo con los pendientes existenciales. Aún así, me mantengo a la espera del nacimiento de la lluvia. Acumulo ocio observando el día. Miro por la ventana esperando ver nubes grises. Falta el agua. La melancolía se va. Regresa el sopor de mediodía. La lluvia se niega a mojar la tierra. Los renacuajos esperan al mesías que producirá los charcos donde iniciará el germen de su proceso. Pero mientras el agua no llega, salgo a la calle o me acurruco en casa a pepenar mis propios pensamientos. ¿Te has quedado frente a la ventana, mirando hacia la calle, en espera de lo que vendrá?

jueves, 21 de julio de 2011

Sorbos callejeros

Pienso que las cosas pasan, que pasa el tiempo con paso duro. Pienso en los recuerdos quedados, en las nuevas escrituras de experiencias, en las bardas donde he rebotado una gosua. Pienso en los avances de las reflexiones que muerden el pasado. No hay trinchera que lo resguarde a uno de los embates del desprecio. La vida es un laberinto de sinuosas suposiciones, de falsos caminos garabateados, de improvisados malabares conceptuales. La muerte es una verdad indivisible. Gira en torno al engrane mayor con que la existencia se alimenta de la fragilidad. La vida es un divino misterio que enloquece, es la foto del interior de una gaveta con huesos y polvos viejos carcomida por el tiempo, es como un hemisferio de recuerdos donde los pensamientos consumen su propio oxígeno. No hay tregua a la hora de existir. Se vive de largo y sin paradas intermedias. No hay descansos, sólo muertes prematuras, sólo rincones para apartarse por un rato del camino, sólo tumbas con nombres propios construidas en el porvenir. Vivir es andar en la calle por un día; aventurarse a pisar nuevamente el pavimento derramando miradas sobre la gente que pasa y sobre el paso de la vida, proyectando dudas mortecinas sobre la primer barda derruida, dejando en cada esquina una ola de saberes sobre lo que se entiende que es la vida. Vivir es adquirir, de tiempo en tiempo, algo que se cuelga por dentro y que se exhibe a sí mismo como un trofeo que vale la pena haber ganado. ¿Has sentido el paso del pasado como algo que queda fugazmente?

miércoles, 20 de julio de 2011

Cuando me da la gana

Hay temporadas en que dibujo en cualquier sitio. Las ganas de hacerlo se trompican y lo hacen. Supongo que es la pasión quien manda. Entonces resucito mis cuadernos donde invento garabatos y vuelvo abrir los papeles donde dejé inconclusas mis historietas personales. Y dibujo y dibujo, y pienso, e invento historias e improviso mis más intimas suposiciones. Luego me lleno de dibujar o se me va la gana y empiezo a dejar, en rincones olvidados, lo que hice cuando la pasión me gobernaba. ¿Te has visto seducido por las ganas de nutrir tus propias adicciones, de frecuentar tus gustos y manías? Es fácil. Cuando me da la gana el motor se activa y todo se mueve girando sobre un centro definido. Cuando la pasión se acaba, otra pasión me enciende. Entonces escribo o salgo a la calle a observar gente; o leo mientras ando en camiones o al ir al trabajo; o armo rompecabezas como si estuviera preso; o voy a mi taller a tallar algo, a esculpir la piedra, a hacer una repisa nueva; o llego febril al trinquete o las bardas donde juego frontón. Luego la pasión se acaba y las ganas se van hacia otra dirección y toman formas nuevas inventando nuevos adjetivos. Cuando me da la gana hago lo que me da la gana.

martes, 19 de julio de 2011

La noche es de agua

La noche es un charco de agua parasitando la nostalgia con que siento. Hay plomo negro pintando el vecindario. Las luces dentro de los faroles apenas son un indicio de que la vida está germinando. El tiempo se vuelve más sensible y recrea habitaciones nuevas para que el pasado y el futuro inventen seres nuevos. La noche es de agua y se extiende a razón de cada gota precipitada a tierra. Una picazón húmeda se mueve en la piel. Dios anda descalzo chapoteando en los charcos de lodo. Yo lo veo pero no entiendo lo que dice. Supongo sus balbuceos y veo su sonrisa. Y después de todo, me convence de que sólo es un ser imaginado, y juntos chapoteamos descalzos en el lodo.

lunes, 18 de julio de 2011

Comezones

Hay cosas que no pueden dejar de hacerse. Hay cosas que lo urgen a uno a hacerlas. ¿Has andado de explorador en lo que eres? ¿Has aspirado a convencerte de lo que supones? ¿Has montado una imaginación vertebral cabalgando hasta sitios distantes, comprendido lo que sabes verdadero, analizado el montículo de arena movediza sobre el cual reinas? Hay cosas, saberes, actuares, que ponen raíces sobre mente, corazón y manos, y causan comezón y uno empieza a rascarse devotamente. Entonces uno lee con insaciedad, dibuja compulsivamente, imagina la quinta esquina de la hipotenusa, supone decálogos de conducta, improvisa suposiciones nuevas sobre el comportamiento humano bajo el signo de la comezón. Luego, la sarna desaparece lentamente y el cuerpo y la mente descansan. La comezón se va y uno actúa cotidianamente regresando a las actividades del cuidado de los hijos y a la atención al trabajo. Entonces uno va al cine en familia y por las noches hace lectura de cuentos infantiles. La responsabilidad laboral regresa con engranes lubricados. El hombre promedio está de vuelta. Sin embargo, dentro de esa apariencia sana, la comezón ha de surgir nuevamente con nuevas aspiraciones. ¿Has sentido esa comezón insoportable y has terminado rascándote hasta arrancarte la carne de la cotidianidad?

domingo, 17 de julio de 2011

De cosas insignificantes

Sofisticado es el hombre que en cualquier cosa se bendice. Voluntarioso y bienaventurado aquel que encuentra la percha improvisada de donde colgar su esqueleto por dos horas. Dichoso el que logra viajar en el estribo de las cosas insignificantes. Fortalecido el que, sin una inteligencia notable que lo cobije con buena estrella, logra el don del enriquecimiento cotidiano mamando de la ubre hinchada de la vida. Inaufragable el que, sin riqueza en la cartera, se llena el corazón de dones pasajeros encontrando dicha en escribir un adjetivo que roba al diccionario, gusto en confeccionar otro nombre inventado a la tristeza, satisfacción ante un simple pensamiento que genera una nueva hipótesis de lo que es estar oculto entre gavetas, agrado ante la reparación de un "supongamos", o felicidad en las acciones menos relevantes y más humanas, como lo es andar con ocio por las calles mirando el movimiento del destino. Cada quien se ha de enterar de sus propias virtudes fracasadas, sembrar en maceteros sus vicios inventados, y mantener en marcha el motor con que a diario vive. ¿Te has sorprendido observando las actividades más comunes de la gente, la cosecha de cosas triviales con que se entretiene cada día mientras pasta sonriente en la pradera de las horas? El caso es que toda la gente ha de encontrar algo bondadoso en lo que hace. Satisfacción, plenitud, dicha. Recuerda que cualquier acción puede ser motivo de alegría. ¿Lo has entendido, has sucumbido ante esta carcajada? Sé de cosas que, aunque miserables, pueden causar una sensación de trascendencia y agrado. Conozco lo que vivo y sé de un par de situaciones que me explican que de cosas insignificantes el hombre abulta sus bolsillos. ¿Has sentido que llenas la vitrina de los trofeos con sonrisas de cristal?

viernes, 15 de julio de 2011

Catapultas de sonidos

Siempre hay mucho que decirle a la gente y siempre hay mucho que escucharle. Sin embargo, es más amplio el repertorio de lo que no se debe escuchar y de lo que no se debe decir. ¿Has fornicado alguna vez con el voto del silencio cerrando oídos y boca, pero atendiendo tus voces interiores? ¿Has perdido los códigos comunes del lenguaje fortaleciendo tu propio abecedario? ¿Por simple desgana has balbuceado incoherencias mordiendo con ira las palabras que utilizas?. Hay días en que prefiero la conmovedora charla del silencio que cualquier fonema emitido por la boca de mis semejantes. Prefiero el silencio soportado con dulzura que la estultez de un choro inacabable. Las embestidas de palabras ajenas a veces carcomen mis oídos. ¿Has estado en franca fuga de la voz que abruma, que incide ofensivamente, que cultiva cardos y espinos en tu sistema auditivo?

jueves, 14 de julio de 2011

Otra vez sin sol

Las lluvias llegan abatiendo soledades, mordisqueando conjuros y maldiciones nacidos de la resequedad del tiempo. El agua escurre por todos lados. Se mete por las fisuras en que antes anidaba el polvo y la desgana.