La noche es un charco de agua parasitando la nostalgia con que siento. Hay plomo negro pintando el vecindario. Las luces dentro de los faroles apenas son un indicio de que la vida está germinando. El tiempo se vuelve más sensible y recrea habitaciones nuevas para que el pasado y el futuro inventen seres nuevos. La noche es de agua y se extiende a razón de cada gota precipitada a tierra. Una picazón húmeda se mueve en la piel. Dios anda descalzo chapoteando en los charcos de lodo. Yo lo veo pero no entiendo lo que dice. Supongo sus balbuceos y veo su sonrisa. Y después de todo, me convence de que sólo es un ser imaginado, y juntos chapoteamos descalzos en el lodo.
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