domingo, 6 de marzo de 2011

Cantinero de mis propios vicios















Hoy he despertado con la suavidad de un cobertor de tierra mojada entre mis sueños. He desenvainado la conciencia inútil de la soledad lanzando estocadas a los puntos vitales del pasado, y he estirado el esqueleto de mis dudas descarnando de cada vertebra mis verdades. Como un gato que acostumbra vivir de lo que caza, he ido tras el rastro de una suposición sobre el sentido de la muerte. He producido una sonrisa en el espejo donde yo soy cantinero de mis propias miradas y me he atragantado con mi imagen hasta verme como a un desconocido. He provocado a mis apetitos con abundante libertad para ver si son capaces de socorrer con mordidas la mano que los alimenta. He rastreado las paradas del destino para saber qué recuerdos se han bajado cerca de mi casa persiguiéndome a escondidas.

viernes, 4 de marzo de 2011

Esperanzas sin corona de oro.

Esperanzas sin corona de oro.

jueves, 3 de marzo de 2011

Como un trozo de escritura

Mi espalda es el papel donde mis hijos escriben sus oraciones. Ser padre es trabajar tiempo extra, es retardar el encuentro con uno mismo. Es navegar entre la mayor densidad del agua. Atender a otros es despilfarrarse un poco a uno mismo.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Quedar bien

¿Leyendo esto muestras tu mejor sonrisa? ¿O la tienes reservada para cuando quieres quedar bien con alguien? ¿Te has fijado que lo mejor siempre es para otros y pocas veces para uno mismo? ¿Para quién reservas el mejor saludo, el buen apretón de manos, el afectivo abrazo? ¿Acaso lo tienes reservado al tedio, prometido a tus propios huesos, encomendado a las tristezas?

martes, 1 de marzo de 2011

La comodidad de la ignorancia


Sobre un carrito de palos y llantas de baleros van mis virtudes. Las arrastro por la calle y por todo sitio donde voy, y al hacerlo, todo el ruido provocado llama las miradas de la gente. La escena es como un montaje, ¿algo simulado, exagerado? Lo que en realidad escurre espontaneo de mi mano son mis prosas y mis vicios. Escribo desde la comodidad de la ignorancia y vivo ocultándome bajo la alfombra.