jueves, 9 de octubre de 2014

De cantera y tiempo.

Me gustan las molduras de piedra de los templos católicos. Disfruto de las tallas de madera de los confesionarios y púlpitos. Me abstraigo en las formas que los rostros de los santos conservan en el tiempo. No soy devoto de la fe cristiana pero me distraigo en la sustancia material que le da forma. Aprecio los nichos donde la virgen de las mil advocaciones tiene una imagen nueva cada día. Me gustan los cristos hechos por manos artesanas, más aquellos que contienen en su piel de madera huesos verdaderos. No creo en Dios pero creo en la belleza de su forma, en el mito literario y en las creaciones cósmicas que lo rodean. Me pierdo en la contemplación de los templos porque poseen medidas divinas, porque lo humano resulta diminuto y porque el mundo es de materia únicamente. La piel de las catedrales alberga vitrales emplomados y gárgolas de cantera t tiempo.

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