viernes, 18 de febrero de 2011

Tocado en el alma

Hay algo que perfora mi carne hasta tocar mi alma, hasta convertirla en un territorio próspero de ternura y lleno de tranquilidad. Hay algo que me atraviesa el pecho sin causar los estragos que causaría la afilada punta de un sable, la contundencia de una bala o un mortal y certero rayo de luz. Transforma mis cultivos de tierra seca donde planto mis oraciones, cambia mi sembradío de tristezas en los que cosecho tardes grises y domingos sin enseñanzas, convierte los charcos de agua estancada que llevo en las venas en sangre viva que purifica mis devenires. Lo que me traspasa no es algo que destruya lo que soy. Lo que atraviesa mis costillas hasta tocar la delgada piel de mi alma es existencia de mi nena, es la escritura que leo en la mirada de mi hija, en sus actos despiertos, en los descubrimientos que lleva a cabo en cada continente de las cosas. Ante ella soy como un ogro de boca enorme ocultando las piezas agudas de mi dentadura.

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