domingo, 13 de febrero de 2011

Andando entre multitudes

Las personas agrupadas ante los servicios de una ciudad; las multitudes que avanzan conduciendo sus pasos en las banquetas, siguiendo una línea marcada; el gentío atento a la indiferencia y como resistiendo asumir su propia identidad. Me gusta navegar donde el mar está embravecido por olas enormes de personas desconocidas. Me gusta andar entre la fauna urbana de las ciudades multitudinarias observando, de forma antropológica, las diversas caras de la gente. Para mí, la ciudad es una extensión del patio de mi casa, un laberinto de pastizales de concreto donde el gentío engorda sus esperanzas. En la gente de la urbe, que llena los tianguis del domingo, las plazas públicas donde los niños se divierten mientras sus abuelos bailan danzón, y los templos con sus feligreses, encuentro lo que no soy, lo que nunca he sido y lo que nunca seré. Busco fuera de mí para buscar la similitud, para recrearme con la diferencia, para sorprenderme de las opciones que la realidad ofrece a las personas para ser. Andando entre multitudes escruto con la mirada a diestra y siniestra las novedades ofertadas por la realidad, meto mis ojos a los escaparates que ofrecen una postal a quien los mire, introduzco un acercamiento visual a las costuras que la gente lleva en la forma en que se desplaza dentro de las partes invisibles de las calles. ¿Has llenado tus ojos con encuentros circunstanciales, nadando entre un mar de gente y en compañía de tu soledad?

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