viernes, 4 de febrero de 2011

Una taza de certezas

Sofocando un tercio de mis males ando descalzo por las calles sintiendo el frío de las estrellas de mar. Necio de mi que me refugio en la maleza de los sueños pensando sujetar lo prometido. Necesito en la vida encontrar algunas cosas y una esperanza: necesito que la vida me preste sin aval, sin garantía, una sonrisa duradera para comprar con ella algún lamento, necesito un trocito de cariño disuelto en el té del desamor, una palmada sincera que repara una espalda fatigada. Necesito una taza de certezas para emborracharme, sorbo a sorbo, de tibias necedades, para quemarme la lengua en las tersas piernas del deseo, para darle un trago atragantado a los venenos.

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