viernes, 31 de julio de 2009

Lo que te pertenece

El blindaje de carne que se lleva puesto en el esqueleto se va modificando a través de los años. Uno es fuerte sólo por un tiempo. La piel se lacera y marchita; las venas se enzolvan con residuos que dejan las esperanzas fallidas, los sueños derribados, los proyectos perfectos que no se realizaron; el corazón se cansa de vivir. Entre los hombres así ha sido siempre, y la fórmula ha de mantenerse hasta que la ciencia usurpe las manos de Dios manipulando los secretos de la genética. El cuerpo humano tiene la maldición de los vulnerables. No está hecho para perdurar. Ni siquiera sus huesos resisten un ligero parpadeo de vaho eterno. La muerte ronda coquetamente sobre la fecha de caducidad que las personas llevan impresa en la parte orgánica del alma. La muerte y su ubicuidad son certezas ineludibles y nadie puede interrumpir su labor. Por ello el número de sonrisas que alzan el vuelo infatigable desde una orilla de mi boca buscan los labios de la vida. ¿Has sacado tus besos de la trinchera para ser camicaces del amor? Por ello los tiraderos de textos que manan de mis manos no están enmudecidos, son de carne que siente el terso roce del universo. ¿Le has arrancado la ropa a un secreto personal para ofrecer su desnudez a quien quiera verlo? Por ello abro la jaula del corazón para que salgan orgasmos y fluidos de creación. ¿Te has permitido poner un pedacito de ti en las calles sin pavimento del mundo? La carne muere y el alma va con ella. Y si no me crees, mejor. Mejor vive como si en ti hubiera algo eterno. Vive y gobierna lo que sólo a ti te pertenece.



No hay comentarios:

Publicar un comentario