jueves, 16 de julio de 2009

Cáncer de olvido


Estoy harto de tanto beso que no me has dado, harto de tu cuerpo escondido bajo las sábanas, prófugo de mis deseos, sepultado en la inaccesibilidad donde mis tactos no llegan. Vivo en el hartazgo de tu mirada evasiva y en el hartazgo que deja el encuentro cotidiano con tu ausencia. Me harta tu presencia fugitiva, las escondidas a las que juegas, los ratos en que desapareces estando a mi lado. Mis manos se han hartado de estar vacías, lejos de la tersura turgente en que tu pecho se llena de erotismo. Eres una sirena fugitiva que ya no sale a la playa a bañarse con la luna. Recesivo dolor de mis ojos: me hace daño mirarte desde lejos. Me harta que seas un maniquí sin apetitos, una muñeca de porcelana custodiando una promesa falsa, tan sólo un pálido pétalo de rosa prisionero en la rama más distante de mi piel. Vivo en el hartazgo de que, tu ya no inexpugnable sexo haya replegado sus banderas protegiéndose hacia dentro como un enquistado cáncer de olvido.

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