sábado, 25 de julio de 2009

Isla de ceniza

Soy un Robinson Crusoe que vive en el desierto de la creación. Como si mis textos fueran una isla abandonada pastoreo los rebaños de palabras que a diario escribo. No existe nadie en las cercanías de mis letras de ceniza. Nadie, ni en el centro ni en la periferia, ni en la costera ni en mar abierto. Nadie de quien pueda pescar unos ojos, un entendimiento, un corazón que lea estos escombros y rescate sobrevivientes, que detecte una señal de que hay algo que se mueve bajo el peso del derrumbe. Yo mismo soy mi propio lector, el que remueve lo caído para entusiasmarse con las palabras que no han muerto con el peso de los días. Yo soy el rescatistas que busca signos de vida en este diario de escritura, refulgente de tumbas y resurrecciones, opulento de nostalgias, lleno de diluvios y de frío, y falto de invitados. ¿Has sentido que te consume lo que en realidad te alimenta?

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