lunes, 19 de julio de 2010

Son las ganas


Con las ganas a la mitad es difícil consultar el cielo, mirar alto hasta donde están las promesas, jalar el aire que respira el cosmos. Con los pies descalzos cuesta trabajo subir la cumbre, patear la roca, abrir las presas. Con los ojos ciegos es imposible mirar hacia adentro las germinaciones nuevas, ver hacia el frente donde va la vida. ¿Has comido de tus propias ganas; te has sobrealimentado de tus deseos; volado lejos, de esquina a esquina? Hay días certeros en que las cosas son claras como cuando estás en el interior de un templo o de un museo. Hay momentos en que la velocidad de las cosas se descarrila y tú puedes observar el desastre, la maravilla o la cotidianidad. Entonces puedes avanzar por la banqueta elegida con las ganas exaltadas en busca de llenarse más, con los pies sensibles conociendo de qué grosor es el camino, con la mirada libre de cataratas, sin miopías, sin vendas. Y cada encuentro con las sábanas limpias donde duerme la realidad es algo emergido de una exaltada capacidad de asombro, de unas ganas de llenar la copa derramándola por los sentidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario