martes, 13 de julio de 2010

Emblemas

Una mosca vuela entre mis cabellos; se deposita en mis ideas como si no pesara; limpia sus patas y asea su boca mientras la siento, pequeña y lista, sobre mi oreja. Tengo paciencia porque sé de su corta vida. ¿Has pensado lo que sería de ti con sólo dos semanas de existencia a partir de hoy? Sé que no vale la pena dejar de escribir por ir a buscar el matamoscas. Que fácil es destruir la vida. Sin plan ni método es algo de infinita simpleza. Un golpe certero y adiós para siempre insoportable golosa. Ahora la siento caminar sobre mi hombro. Me muevo y vuela. Escribo una letra y regresa a inquietarme. El matamoscas está a dos metros. Y aquí pienso en lo útil que resulta un periódico cuando se requiere transformarlo en una arma de impacto. Su vuelo es un tiradero de zumbidos. Se posa en mi codo y la espanto. Vuela hasta mi cabeza. Prefiero dejar de escribir y retirarme dejando esta nota como el emblema de una mentira.

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