Hay sirenas de
oficina siendo devoradas por tiburones
de saco y aleta blanca. Hay princesas en camas de alquiler fingiendo gemidos
que el amor no reclama. Hay maldad e injusticia obturando las venas del mundo.
La muerte tiene espejos donde se reflejan los vivos, ahí se ven sus huesos y el
tiempo en que el reloj detendrá su mecanismo. Pero mientras tanto, mientras la
densidad de lo negro amplía sus sombras sobre los seres y las cosas, yo ando a
tientas, entre sábanas, suponiendo un consuelo en la espesura de tus senos.
Cuando te amo no hay sulfatos que ensucien el mundo, no hay venenos que le
quiten la dulzura a tus besos maduros, ni hay tinieblas ni frío entre tus
piernas suaves. Me pierdo de mí porque me abrigas con lo que eres. Y al
perderme me encuentro mejor de lo que era antes, mejor de lo que he sido
siempre. Entonces entiendo que no estoy hecho para estar solo y que aunque ame
mi soledad como se ama a una quimera, mi quintaesencia esta en tu compañía. Persigo
los días en que tu mirada ataja las miradas que arrojo a las cosas y me invitas
a verte de cerca, a los ojos y a tu deseo. Me gusta que me detengas las manos
con que trabajo interrumpiendo mi labor y las deposites urgente sobre la piel
bajo tu falda. Me gusta también cuando me dejas a un lado. Cuando tu interés dejo
de ser yo. Entonces empiezo a verte distante y empiezo a disfrutarte de lejos.
Ya no en tus besos apurados, ya no en la atadura de tus piernas. Ahora te
disfruto con la mirada, me vuelvo cazador de tu andar por casa. Te persigo como
un voyeur amateur y registro en mi mente lo que eres mientras te vistes o desvistes como si yo no estuviera
presente. Luego, después de días, busco la fecha marcada en la agenda con que
me amas. Para ese tiempo ya ansío tus persecuciones, tus asechanzas, la
intención nocturna con que me buscarás después de apagar las luces. Por
supuesto que sólo es cuestión de esperar un poco, de darle tiempo a que las
promesas lleguen, se instalen y ejerzan su voluntad. ¿Has entendido que un rato
en tu cama no es todo para estar contigo? Hay ratos de distancia, de
alejamiento y de ausencia que hacen que el juego del apetito se renueve y
crezca. El amor es una espiral dinámica que no deja de repetirse una y otra vez
con variantes que lo hacen ser siempre diferente. Sin ser rutina, hacer el amor
mil veces con la misma mujer es una aventura de sensibilidad.
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