Sentimientos importantes
en la vida hay muchos. La nostalgia ante las cosas que no se tienen o que se
tuvieron, nostalgia ante los seres que se fueron o que se distanciaron,
nostalgia por lo que se perdió o por lo que se dejó de ganar. La soledad con uno mismo para encontrarse en
la profundidad de lo que se es o para perderse en la superficialidad de una
identidad rota, soledad para sobrevivir sin devorarse a sí mismo o para
perderse alimentándose de los demás. El amor como vínculo complementario de la
necesidad que tienen los opuestos de inventar el todo o para reiniciar la nada,
amor que mana de la eterna guerra en compañía y que no surge de la impecable
paz con uno mismo. La felicidad sorpresiva y corta como un orgasmo de tristeza.
El deseo que se renueva, robustece y muere, todo para volver a nacer más fuerte
y para volver a morir sin remedio, y así, sin tregua, nuevamente y en
ascendente espiral infinita. ¿Te has
cobijado un rato con la manta del odio, de la envidia, de la venganza? ¿Te has
mantenido caliente bajo su cobijo o has renunciado a ello escarchando tu cuerpo
desnudo?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es mejor tomar la esquina que lo regresa a uno mismo a nuevos encuentros con lo que se es. Es mejor renunciar a embarcaderos sin regreso.
ResponderEliminar