lunes, 20 de enero de 2014

Guerra en compañía

Sentimientos importantes en la vida hay muchos. La nostalgia ante las cosas que no se tienen o que se tuvieron, nostalgia ante los seres que se fueron o que se distanciaron, nostalgia por lo que se perdió o por lo que se dejó de ganar.  La soledad con uno mismo para encontrarse en la profundidad de lo que se es o para perderse en la superficialidad de una identidad rota, soledad para sobrevivir sin devorarse a sí mismo o para perderse alimentándose de los demás. El amor como vínculo complementario de la necesidad que tienen los opuestos de inventar el todo o para reiniciar la nada, amor que mana de la eterna guerra en compañía y que no surge de la impecable paz con uno mismo. La felicidad sorpresiva y corta como un orgasmo de tristeza. El deseo que se renueva, robustece y muere, todo para volver a nacer más fuerte y para volver a morir sin remedio, y así, sin tregua, nuevamente y en ascendente espiral infinita.  ¿Te has cobijado un rato con la manta del odio, de la envidia, de la venganza? ¿Te has mantenido caliente bajo su cobijo o has renunciado a ello escarchando tu cuerpo desnudo?

1 comentario:

  1. Es mejor tomar la esquina que lo regresa a uno mismo a nuevos encuentros con lo que se es. Es mejor renunciar a embarcaderos sin regreso.

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