viernes, 24 de enero de 2014

Escarificaciones que arden

¿Sabías que desde las sombras también es posible generar luz? ¿Has hurgado en tus recuerdos investigando tu infancia y has entendido la razón de tu locura, el fundamento de lo que haces, el origen de tus parafilias? Primero hay que mirar dentro y luego preguntarse por qué está ahí. En cada persona hay sentimientos carniceros que suben y bajan por la conciencia. Hay conductas clandestinas que operan con códigos de silencio, y hay formas de ser que se rigen a la luz del día y que en la voz llevan cuchillos.  En el alma hay, entre hiedras y plantas carnívoras: doctores bondadosos que recetan ansiolíticos a gente que no cree en Dios, criminales con título universitario que se llevan de a cuartos con el señor Hyde, hermanos de la caridad de blancos dientes ensangrentados, filántropos que ayudan al prójimo a cortarse la pierna para que no se cansen buscando su destino, vagabundos de la moda y locos del confort,  encadenados a Cristos agonizantes que ofrecen cruces a los transeúntes, maestros con manuales e instructivos de los mandamientos de Dios para aleccionar herejes. Todo esto y más se lleva dentro. Monta un circo, cobra un peso, quita la cortina y muéstrales a todos la jaula donde encierras tus violencias, las rosas que crecen frescas en el borde del corazón, los vidrios que se han roto cuando se rompió tu alma, lo colmado de tus sueños y los vacíos en tus venas, las escarificaciones que aún arden, el llanto de la alegría, un monstruo sonriente alelado ante un caramelo. ¿Ya te has cansado de mirar escaparates en las tiendas de lujo? ¿Te atreves a mirar lo que llevas dentro? 

1 comentario:

  1. A los carniceros que están en el alma hay que dejarlos salir en domingo para que vendan la carne que empieza a descomponerse.

    A los glamuristas de allá adentro hay que dejarlos salir a mirar escaparates para que sueñen con Dios.

    Y si te gustó tanto mirar dentro y ahí te quedas, ya llegará alguien que te invite a salir de ti.

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