Cuando las verdades
no son absolutas las mentiras son necesarias para crear certezas convincentes.
Cuando se ha perdido la confianza en dogmas y doctrinas es tiempo de creer en
recetas personales, en remedios caseros de la abuela, en cuentos de princesas
que no asusten. Para vivir no hay instructivos de fábrica que sirvan, ni fórmulas de best seller del momento. No
sirven los slogans de la coca, mucho menos las mentiras de la moda, y mucho menos
lo que dicen los hombres sin sonrisa. Son mejores los necios versos del poeta, el
tropezón que bendice tu camino, la lectura de obituarios en el diario. Para
morir es mejor la noble tierra donde sepultas las heridas del pasado, es mejor
el denso cielo nacido del efecto invernadero, ahí donde los puestos de la
esquina te ofrecen maciza y muerte lenta. Palabras necias son mi cena o mi
comida porque no pretendo engordarme con mentiras que sólo están cubiertas de atractivo. ¿Has rechazado un buen bocado
por saber que es de aire o de arcilla?
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