sábado, 18 de enero de 2014

Lo que aún respira

Son tiempos de avanzada para reencarnar proyectos, para renacer con sueños, para reiniciar el chip. Son días de resurrecciones espirituales, días para ponerle huesos y cartílagos al alma para que se levante y ande tirando sonrisas desde su interior. Es tiempo de ajustar el tiempo, de darle cuerda a las manos engrasando sus engranes, apretando  tuercas a las piernas, desempolvando un poco los sistemas y aparatos.  Es momento  de poner cuidado en la flora y fauna que han enraizado en el corazón, momento de sembrar los efímeros y pasajeros dientes de león donde la amistad se instala. Es la hora de poner carga eléctrica de mayor voltaje al pensamiento para repensar lo ya automático, para considerar lo que no se sabe  y para suponer lo contrario a lo que todos ven.  El tiempo se come los pies de tanto andar con pantuflas de felpa sobre el alfombrado confort. Se pierde la capacidad de andar y deja de ser atractiva la opción de ir lejos, de correr entre la hierba, de saber que al ir descalzo se conoce el mundo. Los días se vuelven plácidos y eligen la pereza mientras todo pasa digitalmente en el dinámico ojo de una pantalla. ¿Has resucitado esperanzas dándole carne y sangre a tus ilusiones? ¿O has sepultado en vida lo que aún respira?

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