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Con otro nombre
¿Con qué fuerza es
necesario sostener el pasado para que sus fauces no hagan daño en el presente?
Hay mares donde me entrego a nadar entre recuerdos. Hay oleajes que me sumergen
entre espumosas postales antiguas. El pasado no tiene remedio, pero tiene
toxinas que actualizan la matanza. Mi canto no es de angustia, es señal de que
he visto la cara del destino arrastrando su equipaje. Que mis palabras no se
entiendan como llanto ya que sólo hablan de los días en que se ha llorado, y
sólo extrañan lo que ha partido. Que no se malinterprete la nostalgia que me
abastece el alma. Lo que pasa es que, aún sin quererlo, se queda lo que ya se
fue. Permanece lo fugaz. La vivencia se encapricha en ocupar lo que está por
inventarse. Que no se suponga que en fondo la vida está perdida. Lo que pasa es
que fluye hacia una identidad con otro nombre.
Cuando el equipaje pesa es necesario compartirlo. Pero encontrar a alguien que lo haga es difícil. ¿Quién entenderá la densidad del peso que se carga si se está acostumbrado a viajar ligero, nadando en la superficialidad del tiempo?
ResponderEliminarSe comparte en el alma y con la gente que vive ahí.
ResponderEliminarPero siempre es mejor cargarlo solo, sin bastón, sin muletas, sin llantitas.