miércoles, 7 de mayo de 2014

El pequeño empeño

Ampliar lo que ya es ancho. Enaltecer lo que aún crece. Engordar los sueños poniéndoles frescas esperanzas y apetitosos deseos. Todo es cuestión de agregar un poco más a lo que ya está dado. ¿Has puesto renovados bríos a la carrera que te lleva lejos? ¿Has agregado unas gotas nuevas de viejo veneno a la pócima que te da vida? La existencia es un juego de palabras y vivencias, un cuento escrito con las letras sobrantes del diccionario, un pequeño empeño de pasar el tiempo. No queda más que esperar la lluvia, de sentir que por la ventana huele a tierra mojada, de descalzarse un poco para pisar los charcos y el lodo y los recuerdos de barro y azulejos. No queda más que anidar en las nubes para mojar el mundo con la gracia de estar vivo. Y simplemente no caigo en la desgana porque las ganas de ganar me sobran. Y me sobran los sentidos, los poemas que no escribo, los ratos de extrañeza con que me veo a mí mismo. Me sobran las palabras que vivo y tiro. ¿Has sabido desprenderte de lo que no eres, del pícor en la piel que te deja el mosco después de beber de tu sangre, de los recuerdos que inventaste cuando suponías otros tiempos? ¿Has podido dejar a un lado la nota sucia que estropea un verso, los raspones de tanta caída entre abrojos, cardos y huizaches?

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