domingo, 4 de mayo de 2014

El cuadro en la pared

Anoto cada día garabatos en el aire, lleno de invenciones de humo mi pensamiento ocioso, escribo en las libretas que colecciono. Voy y vengo. Inicio y termino con mis búsquedas interiores. No ceso de suponer lo que sería de mí si fuera eterno, si viviera para siempre, si bebiera de la inmortalidad. Ando con pasos descalzos dejando huellas en mi destino, que luego rastreo para recordar un poco lo que he sido. Miro hacia adelante, hacia el horizonte que nunca alcanzaré y me empeño en avanzar aspirando a nuevas esperanzas. Me entretengo con las letras que escribo sin saber lo que escribo, luego las leo como si no fueran mías y entiendo cosas que se salieron por la comisura de mi alma o que se escaparon de los sótanos donde guardo un historial de caos. Y entiendo entonces lo que quiero decir desde dentro. Me doy cuenta que pueden romper sus grilletes las voces que escriben canciones y cantan literaturizando sentimientos y saberes. ¿Has oído atentamente lo que emana de ti, apagando un poco los estímulos del exterior? ¿Has escuchado esa ronca, aguda o tierna voz que dice con palabras espontáneas lo que dices cuando escribes cualquier cosa? Dentro de uno hay una emisora de noticias personales, un cuadro en la pared donde uno mismo refleja lo que es, un diario de escritura lleno de garabatos e invenciones. 

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