Empiezo a creer que admiro sólo lo que nunca he sido y que deseo ser lo que nunca seré. Mi hambre es de imposibles. Lo que está a mi alcance de lo que no soy no me interesa. La gente más cercana a lo que me atrae la he encontrado en la literatura al leer un poema o un trozo de frase seductora. Mis carencias me alcanzan para estar satisfecho con la camisa que llevo puesta; con la moneda opaca con que brilla mi riqueza; con los huesos que me cargan caminando entre barbechos; con mis ojos necios que se levantan a las cúpulas de las catedrales, ojos que desean siempre lo que va de paso sabiendo la imposibilidad de asirlo; con mis ganas alquimistas de encontrarle a la palabra la fórmula para explicar tan sólo la turgencia de la belleza. ¿Has deseado dejar de ser lo que eres para sustituirlo por lo que son los demás?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario