miércoles, 22 de marzo de 2017

Escamas de estación

Conduzco de noche sobre pavimentos empapados. Voy descalzo y hace frío. No soy un conductor suicida. Simplemente, un conductor de mi alma. Me gusta la calle y andar sobre su piel de asfalto. Me gusta la noche cuando la soledad sonríe. No sé por qué siempre me gustó andar sólo. Es un momento de sosegada calma, un instante que se pega a lo que traigo dentro. A veces sólo veo, desde mi jardín de tiempo, el caer de la primavera en cada flor de jacaranda. Me pregunto por qué es así y me respondo mucho. Entiendo sin entender tanto y me consuelo mirando la lluvia lila. ¿Cuando la cuesta empinada de la tarde es bordada de caracolas presurosas te has puesto a pensar en los motivos que conoces para sonreír por nada, para sentirte satisfecho sin premuras claras, con evanescentes luces? ¿Has cautivado tu propia sonrisa mirando las escamas de estación sobre tu piel despierta?

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