Se amontonan como montañas de trigo. Imágenes que perdieron vigencia y que dejaron de ser. Lo que pasa es el pasado y lo que se queda siempre es el eterno e inmediato presente. Nunca es pasado hasta que deja de ser instante. Pareciera un juego de la inmaterialidad hablar de lo que ya no es y de lo que será. ¿Te has comprometido a sujetarle las hirsutas barbas a la eternidad y a espulgárselas para separar los tiempos que se vivieron, se viven o se vivirán?
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