viernes, 30 de septiembre de 2016

Fuego de rosas

Tu boca sin ser la boca de un pez, guardaba besos intransitados cuando llegué. Me ocupé de tu corazón derruido. Abrí ventanas que iluminaron tu alma. Prendí fuego de rosas olorosas en tu piel. Me dedique a lavar los tapetes y a correr el polvo de los rincones donde la palabra del desamor padecía insomnios. Luego pudiste sonreír quitándole las vendas de yeso a tu boca. 

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