domingo, 11 de septiembre de 2016

Me interesa inmiscuirme en largas estancias de tiempo sintiendo libremente. Me dejo ir dentro del corazón como si me arrojara desde una avioneta en caída libre. Al ir cayendo abro la imaginación y vuelo como si fuera una especie de ángel de la guarda y de dulce compañía. Caigo desplazándome entre flujos de aire y gases forjados en esperanzas. El cielo no termina y sigo cayendo iniciando otros vuelos. Me experimento como un fluido que se desliza sin contenedor. Sigo bajando con gran premura y al fondo de las cosas observo una montaña de paja. Caigo en ella y finaliza mi descenso. Unto pomada en las heridas que me deja en el alma saberme ileso. Levanto la vista hacia las nubes de donde me arrojé y levanto mis huesos a la vida para seguir andando. Qué sorprendente es continuar en el camino y con la posibilidad de andar por propio esfuerzo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario