viernes, 16 de septiembre de 2016

las huellas que se levantan

Simpatizo con el boscoso enramado de mis pensamientos. Encripto mis besos en tu boca suponiendo que te dicen verdades entendibles. Voy de la mano de mis cuadernos anotando lo que quiero que trascienda. Y me percato que lo trascendente es lo cotidiano. No hay día que repita sus pasos por la misma vereda de la existencia. No hay patrón a seguir, molde común del que nacen las horas. Las fechas son irrepetibles y los sucesos siempre resultan invenciones nuevas. ¿Te has dado cuenta de que todo es nuevo en una realidad que persiste en renovarse? Dime cuándo has sido el mismo o has hecho las mismas cosas. En realidad puede parecer que el reloj repite su marcha, que el sol abre sus rayos por la misma colina y se mete siempre por el mismo horizonte, que las cosas permanecen sembradas en los mismos cimientos. Nada permanece fijo porque todo está constituido de una fluidez constante. La fuga es la verdad y lo estático no existe. ¿Has sentido el mágico brillo de tus sonrisas al comprender que la vida es una fugitiva que nunca caerá presa de la rutina?

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