jueves, 22 de septiembre de 2016

A ratos y a veces

Como de la mano de la soledad siempre que llueve. No sé por qué razón salgo a la calle en temporada de huracanes. Me siento en las banquetas y gobierno mis pasos a un destino incierto. No veo porvenir alguno cuando me quedo quieto, sentado en una banca, en algún parque. Y es entonces cuando, a ratos y a veces, algo brilla en lo que pienso y destellan sorpresas. Experimento nociones de certeza y le huelo las rosas al infinito. Me sé dueño de dos verdades que sostengo en la mano. Luego la sonrisa se va desvaneciendo de mis labios porque me percato de que ya había experimentado tal situación. Me levanto y echo a andar mis pasos entre calles. Después de esto no soy el mismo. Es como nacer y empezar la marcha. Es como provocar a los lobos del pensamiento para que peleen entre ellos y se devoren pacíficamente.

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