martes, 10 de agosto de 2010

Moldeado el barro

¿Te has preguntado qué tuvo qué pasar en la vida para sentirse insatisfecho, agotado y desposeído? ¿Has logrado reconocer la tierra salada de la isla donde te hundes? ¿Has vencido a la tentación de guardar la cabeza donde la tristeza no ve puerto seguro? La respuesta más solicitada que debe arrojar la condición humana es de difícil acceso, descifrarla es complicado, conocer un pequeño sesgo de sus variantes ocupa demasiado tiempo. La vida no es tan larga para saber a dónde dirigirse, con qué herramientas arar la tierra, con qué parte del corazón pagar la deuda. Lo que queda es suponer razones e inventar una nueva escritura. Imaginar es salvador porque permite la recreación del génesis. Ir más allá de lo usual da una pequeña pista del lugar supuesto donde se ubica el norte. ¿Te has sentido perdido como se pierde una partícula de polvo dentro de la inaufragable galaxia, y ahí mismo te has encontrado seguro al responderte que como pequeñez que eres tienes la posibilidad de colocarte en algún sitio para ocupar un rincón en el espacio? ¿Has encontrado alguna riqueza para aquel que desposee? ¿Tal vez una sonrisa, un secreto, la fórmula para identificar el sueño de la irrealidad? Moldeado el barro, la ganancia está en las manos del artesano. ¿O en el barro mismo cuando el barro es uno mismo?

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