miércoles, 11 de agosto de 2010

Los naufragios del barquero

¿Has comprendido cuántas veces se necesita derramar el tiempo sobre las hojas de los días para sentir que la vida es la brisa de un mar cercano? Son muchas las olas que rodean la barca, muchas las oportunidades de viajar lejos hacia dentro. La idea es llegar hasta donde los acontecimientos crecen naturales. Llegar hasta donde las circunstancias se multiplican como los intrincados laberintos de un zoológico de verdades. Llegar hasta donde existe la posibilidad de recrearse a sí mismo con indescriptible calma y goce. El reto es la marcha y el movimiento. Viajar hacia el interior del cosmos personal en busca de situaciones que favorezcan la búsqueda del destino. Los mares internos pondrán su piel embravecida al contacto del remo del barquero, se agitarán como animales violentos, intentaran naufragarte hundiéndote en los peores páramos submarinos. Terminarás como un naufrago de ti mismo. Habitarás una isla donde estarán contigo tus miedos y apetitos, tus egotecas, tus vuelos fracasados. Habrá bestias personales que comen carne de tu carne, que devoran tus minutos exigiéndote respuestas, que te miran a los ojos forzándote a mirarte en su reflejo. Y de ahí sólo podrás ser rescatado por ti mismo, para volver al mundo de las inmensas multitudes a naufragar nuevamente entre la gente.

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