sábado, 26 de junio de 2010

Escamas


Sobre la piel que llevas puesta cuando me abordas como a un taxi, yo deposito mis manos como si fuera un alfarero que moldea las piernas suaves con que caminas. Sobre los ojos con que tú observas mi barriga crecida, mi poca musculatura o mi pelo ausente, yo deposito la imagen de mi figura buscándote, acercándome a ti, insistiéndote con mis promesas. Sobre tus oídos que alcanzan a percibir el son de la madrugada o el ruido necio de mis palabras cuando duermo, yo deposito los ruidos que me salen de la voz y que quieren decirte algo diferente a: "¿te toca lavar la ropa, ya está la comida, vas a la carnicería? En silencio me alimento de la miel de tus ojos, en cualquier rincón de la casa riego en tu cintura mis manos para que no se marchiten antojos y apetitos, y dejo, en tus caderas, deudas pendientes que cumplo a petición de tus ganas.

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