martes, 29 de junio de 2010

El salto de la materia

¿Has notado en un día común cómo la materia viva se diluye bajo el peso de tus pasos al aplastar una cucaracha, o cómo cae vencido un mosquito en el complice golpe del matamoscas? ¿Cuántas arañas has aplastado en la pared, en el techo o en las baldosas del jardín? ¿De qué color ha quedado la suela de tu zapato al liquidar a un alacrán o a un grillo? Dirás que son peligrosos, que transmiten enfermedades, que son molestos. El punto es, sin que dejes de tener razón en lo que dices, que lo que haces al matar bichos es ayudar a que la materia dé el salto a otras formas organizadas de carbono. ¿Con qué argumento puedes defender que el hombre no dará el mismo salto, en el interminable e insalvable flujo de energía, que una hormiga, un gusano o una simple mariposa? ¿Con que razón defender una diferencia de materia entre un corazón humano y una drosófila que se alimenta básicamente de frutos en descomposición? Y si la materia tiene una misma constitución atómica, dónde demonios radica la diferencia...? ¿Cómo...? ¿En el alm...?

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