lunes, 8 de junio de 2009

Del alma que me falta


Los animales sobreviven a diario cumpliendo con satisfacer el hambre de sus necesidades. Y a diferencia de ellos, el hombre saca sus huesos cada día en busca de un sentido existencial. Nadie se conforma con lo que sabe porque ignora lo que verdaderamente le interesa. La muerte no es inesquivable, y la vida peca de omisiones y de ser irretractable. ¿Cuántos ambages y eufemismos que dulcifican con literatura la existencia usas a diario para entretenerte un poco, para engañarte a ti mismo, para creer que llegarás a puerto seguro? Tanto las promesas irreales como la realidad sin promesas valen los mismos tres pesos. Llegarás al mismo punto después de creer mucho o de ser un irredento descreído.
¿Te has preguntado en dónde diablos está la diferencia de creer en la perpetuidad del alma o en descreerla?

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