miércoles, 10 de junio de 2009

Asoleaderos del alma


Diariamente uno se entera de cosas, de hechos, de circunstancias que pasan afuera y que no importan (suben los impuestos, reina el narco, pierde la selección). ¿Pero, acaso te has percatado de la riqueza de sucesos interiores (renacen las esperanzas, cabalgan los motivos, dan fruto las ilusiones) que se dan a diario como parte de procesos personales? La vida es una corriente eléctrica lanzando impulsos de forma constante al centro del corazón; es una invitación reiterada a elevar las anclas y a iniciar el viaje en el eterno instante, en ese pequeño pedazo de tiempo que se regenera de forma obsesiva perpetuando el presente. En la vida hay mujeres prohibidas, libros incendiarios, aromas de rosas, arte decadente, proyectos de viajes, postales antiguas y un finito de posibilidades en expansión. ¿Qué te hace falta para soltar el tacto hacia las tersuras de la existencia? ¿Qué necesitas para decidirte a levantar la mano al decir “yo quiero”, “yo voy”, “yo hago”? ¿Cuánto valor necesitas para atreverte a cruzar el portal de la monotonía, cuánto, para sacar a tu alma a los asoleaderos del amor, y cuánto, para vivir hoy como si fuera el único día que conoces?

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