lunes, 3 de agosto de 2009

Vida

La turritopsis nutricula es una medusa que tiene el don de la vida eterna. Puede regresar el desarrollo de sus células viejas a una etapa de nacimiento, y repetir este proceso en ocasiones indefinidas. La creación le dio mucho a este bicho que destina el tiempo de su existencia en nadar en aguas del caribe y en otros charcos oceánicos. Ante esto siento asombro. Y digo que tan inútil es la inmortalidad disponible en un pequeño ser de medio centímetro de longitud, inconciente de sí mismo y del universo envolvente, como inútil es la conciencia del ser humano en un cuerpo trágicamente finito. La dupla conciencia-inmortalidad montada en una entidad biológicamente joven es una fórmula imposible para el hombre.

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