lunes, 10 de agosto de 2009

Sonrisa de ceniza



Van mis labios como dagas buscando la cercanía del tiempo que aumenta las gracias y que disminuye la sed y el sueño. Van mis ojos carniceros, templados en la cacería del buitre, buscando el resquicio de un secreto que pueda ser entendido. ¿Bajo qué noche has dispuesto de un fogata para iluminar un poco las densas y obscuras habitaciones donde sueles escribir tu nombre? ¿En qué calles has perdido las palabras precisas con que expresas los gestos primitivos de una sonrisa? Es mucho el peso de los años el que cansa al hombre que transita sin sentido pisando un surco rutinario y son pocas horas las que refrescan su vida cultivando en la ceniza borbotones de sonrisas. ¿De qué lado de la copa has derramado el vino que aún no bebes?

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