miércoles, 12 de agosto de 2009

Preferencias existenciales

Prefiero los días de lánguida tiniebla a los días de soles incandescentes. Prefiero que la nostalgia no amaine su fuerza sobre mí, que no envaine su afilada hoja en el letargo, que no deje de subir los peldaños del pasado. Prefiero la bendición de la tristeza a la alegría sin devoción. Prefiero la carne magra de los versos flacos a los discursos con paraísos y sin verdades. Prefiero el amor y la vida, el cansancio que deja el camino, los muslos de caramelo donde ato mi barca, la sonrisa pura con que mi hija embiste la parte rústica de mi alma.

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