Administrar el tiempo no es cosa de eternos. Las vueltas que da el calendario sirven para saber lo que hemos sido en épocas pasadas. Reviso mis cuadernos de hace años y sólo están llenos de cosas que hice, fui o pensé. En realidad no veo en ellos al tiempo mismo. ¿Será porque el tiempo no existe? ¿Será que esos relojes de arena, de cuerda o de péndulo no miden el avance incesante de los segundos? El lenguaje inventa aventuras y supone conceptos creados sólo por palabras.
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