domingo, 13 de octubre de 2013

Agua necia en el corazón

Para que no pesen al andar con ellos hay que sepultar a los propios muertos bajo la tierra que se arrincona en el corazón. Para no cargar de más lo que ya pesa es necesario hacerlo propio como si no pesara. Cuando el camino va lejos a veces ni la mirada alcanza para ver su fin. Cuando el camino se ve corto es mejor hacerse ciego y andar despacio. No se puede vivir separando lo que se lleva dentro. ¿Has querido desmontar tu esqueleto para andar ligero? ¿Sacar a pasar tus perros exponiéndote a una mordida artera? ¿Iniciar el ascenso a un nuevo escalón sin equipaje? El animal que llevo dentro son animales de muchas caras. Algunos sonríen cuando, entre miedos, los alimento, los someto o engrandezco. Algunos otros sólo gruñen mientras me miran sabiendo que no le temo. Hay que poner en los altares lo que es divino, colocar en tierra lo pasajero y suponer perfecto lo que nunca ha sido. Para que nadie escuche y sea sólo un secreto hay que gritarle a todos que se carga un bulto, que se anda descalzo o que se va sin rumbo. Sólo así la gente sabrá que se ha mentido en defensa propia, sólo así bajarán las aguas cuando el corazón se ahoga entre necedades, sólo así podrá uno hacerse cargo de andar llevando el peso extra al cargar sus muertos.

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