domingo, 6 de enero de 2013

Perder el tiempo.

Entre las piernas tibias de un sueño me echo a imaginar devenires. Supongo actividades desbocadas simplemente con el pensamiento ordenado, bocanadas de mar mientras navego en las lágrimas que deja una corta alegría, atragantamientos a la hora de abrirle el paso a mis pasiones. Los devenires de la existencia se abren camino con la vocación del que camina. ¿Hacia donde has ido cuando estás quieto? ¿Hasta donde has llegado sentado en compañía del pensamiento o llevando a las palabras de muleta? Perder el tiempo pensando en lo que sucede dentro es tan valioso como perder el tiempo por perderlo. No hay garantía de que el tiempo sea provechoso más allá del instante en que se vive.  

1 comentario:

  1. Caminar con la palabra lleva lejos porque el vuelo es su sustancia.

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