domingo, 2 de julio de 2017

Cuando la humedad sonríe

Anoche entraba el aire frío por las hendiduras de un viejo recuerdo. Mientras llovía en el vecindario también sentía llover dentro de mis pulmones, en la superficie de mi piel, bajo las piedras húmedas de la memoria. Las luces del interior de mi casa estaban apagadas y por las ventanas atravesaba la luz del farol de la calle. Me acordé de las primeras veces de cuando me di cuenta que me gustaba la lluvia. Respirar el frío de la humedad, saber el sabor de las gotas que llegan a los labios después de bajar como ríos por la tierra seca de mis mejillas, vivir del agua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario